OPINIóN
Actualizado 12/02/2017
Fernando Saldaña

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Dice Emilio, el camarero, que ahí están las diferencias entre el PP y Podemos: que el primero es un partido unido, sin fisuras, mientras que en el segundo echan chispas las miradas y las palabras sirven para reprochar más que para avanzar.

Le lleva la contraria Jorge, y argumenta que la diferencia está en que en el primero no se puede opinar, y que cuando dan la palabra a la gente, es para contar como cuentan, con lo que salen más pucheros que votos. También dice Jorge, que donde hay posibilidad de debate, siempre habrá diferencia de pareceres y confrontación.

Entra al trapo Aurora, y cuenta que hay más diferencias que las que se ven de cara a los congresos. Habla de honestidad, de honradez.

El runrún de la tele no me deja oír bien la palabra "honradez" y es que están comentando no se qué de la primera sentencia de la Gürtel, y las interferencias por contradicción entre PP y honradez se me hacen evidentes.

Contrarresta Emilio repitiendo que son casos sueltos, del pasado, que el PP reaccionó a tiempo y con firmeza. Nos reímos. No con la fuerza con la que se burlan de nosotros los populares cada vez que argumentan eso, sino con las ganas que da saber que a nosotros no nos engañan, que se lucraron (y se lucran) con los chanchullos, que compraron votos y voluntades, que algún día se sabrá todo y quedarán inhabilitados para la historia.

  • Bueno, -quiere zanjar Emilio la discusión- eso es el pasado y como lo que manda es el presente, tomaos una ronda, que la casa invita.

Pobre Emilio, se piensa que somos dirigentes populares que nos dejamos comprar por una tarjeta black, unos trajes, un empleo en las eléctricas o por unas cuentas en Suiza. Ni por eso, ni por un vino, que seguiremos hablando de la gürtel, del PP y de todo lo que empaña la honestidad de nuestros políticos.

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