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Dice Emilio, el camarero, que ahí están las diferencias entre el PP y Podemos: que el primero es un partido unido, sin fisuras, mientras que en el segundo echan chispas las miradas y las palabras sirven para reprochar más que para avanzar.
Le lleva la contraria Jorge, y argumenta que la diferencia está en que en el primero no se puede opinar, y que cuando dan la palabra a la gente, es para contar como cuentan, con lo que salen más pucheros que votos. También dice Jorge, que donde hay posibilidad de debate, siempre habrá diferencia de pareceres y confrontación.
Entra al trapo Aurora, y cuenta que hay más diferencias que las que se ven de cara a los congresos. Habla de honestidad, de honradez.
El runrún de la tele no me deja oír bien la palabra "honradez" y es que están comentando no se qué de la primera sentencia de la Gürtel, y las interferencias por contradicción entre PP y honradez se me hacen evidentes.
Contrarresta Emilio repitiendo que son casos sueltos, del pasado, que el PP reaccionó a tiempo y con firmeza. Nos reímos. No con la fuerza con la que se burlan de nosotros los populares cada vez que argumentan eso, sino con las ganas que da saber que a nosotros no nos engañan, que se lucraron (y se lucran) con los chanchullos, que compraron votos y voluntades, que algún día se sabrá todo y quedarán inhabilitados para la historia.
Pobre Emilio, se piensa que somos dirigentes populares que nos dejamos comprar por una tarjeta black, unos trajes, un empleo en las eléctricas o por unas cuentas en Suiza. Ni por eso, ni por un vino, que seguiremos hablando de la gürtel, del PP y de todo lo que empaña la honestidad de nuestros políticos.