OPINIóN
Actualizado 11/02/2017
Antonio Colinas

¿De dónde vine y hacia dónde irá
ahora mi vida
tras las puertas cerradas,
tras los caminos muertos?
Los caminos no van ya a ningún sitio.
Hoy yo soy el camino.
Hoy ya soy el camino sin camino.
¿Y ahora por qué viene a mis ojos cerrados
el sueño de un paisaje verde y húmedo?

Cervantes: una aldea
allá en el noroeste de todos los olvidos.
Veo vagar los lobos
por la nieve, entre robles y castaños,
no muy lejos de un lago,
donde quizá nacieron, o vivieron, o murieron
¡quién lo sabe!
mis remotos ancestros.
Cervantes: una aldea: ¿el origen
brumoso de mi sangre?
Ya veis que cuando el hombre agoniza
todo es ensueño en él, todo es
alucinación de un cautivo.

¿Y si yo hubiese muerto en Italia?
¿Y si yo hubiese muerto en Lepanto?
¿Y si hubiese muerto en Argel?
¿Y si hubiese viajado a las Indias,
como yo supliqué, en pago a mis servicios?
¡Quizás hubiera sido otra gloria la mía!
Olvidar no he podido la respuesta
que me dieron, y que aún sangra en mis ojos
cerrados: "Busque por acá
en qué se le haga merced".

¿Logra la libertad quien la persigue
con desesperación
o está la libertad durmiendo en nuestros pechos,
esperando a que hagamos germinarla?
¿Y aquella otra frase, en dolor destilada,
la que fue gota de oro,
esencia de mi vida?
¿Cómo era aquella frase que un día escribí?
Porque la libertad, amigos,
porque la libertad, porque?
¿Y para qué tanta inquietud inútil
por tus huesos, malhadado?
¿Por qué aquel griterío de batallas,
de ventas y de cárceles,
tanta cansada barda de mi patria amada,
siempre vagando bajo una lluvia
de cenizas, bajo soles de cal?

¡Y pensar que yo vi los palacios
de Roma y de Florencia!
Nunca olvidé los versos
que en Italia leí: fueron
como una música que todavía arde
en mis labios morados.
Ludovico Ariosto: aquel ritmo
toscano de tus versos
lo murmullo aún
para espantar la Muerte
que ya veo alzada a los pies de mi cama
con su antifaz de niebla:
Le donne, i cavalier, l'arme, gli amori?

Siento frío.
Hermanas: ¿por qué fuisteis
como un desasosiego continuo para mí?
Esposa: ¿por qué no pude estar
más tiempo a tu lado?
Hija: ¿por qué no me bastaba y te bastó
mi amor y tu amor?
Madre: ¿en dónde estás ahora?
¿Voy hacia ti o voy hacia un abismo?
Sin embargo, bien sé que para mí
?en vida y obra?
el amor fue la clave de las claves.

Busquen los que aquí quedan
la gema que se esconde
debajo de gigantes y molinos
de la vida diaria, engañosa.
La vida de un hombre es algo serio
cuando la rigen conciencia y consciencia.
Porque la libertad, amigos, porque?
Sí, ahora ya recuerdo
las palabras exactas que escribí:
"La libertad [?] es uno de los más
preciosos dones que a los hombres dieron
los cielos [?], por la libertad,
así como por la honra,
se puede y debe aventurar la vida".

Siempre hubo una vela encendida en mis noches,
en la noche del ser y del no ser.
Y el nombre de la luz de aquella llama
era sabiduría.
Sabiduría: ¿te encontré y te perdí,
o te logré salvar en mis palabras?
También me gustaba llamarte, a veces, piedad.
Te encontré en mis desvelos nocturnos,
cuando a mi alrededor aullaban
los perros, las tormentas de la envidia.
¿Y de qué me sirvió sabiduría
si ahora, extraviado, no sé a dónde voy?

Quítate el antifaz, Señora Muerte,
y dime a dónde vamos.
¿Florecerán un día mis cenizas?
¿Será posible el eternizarse
cuando llegue el instante vacío,
la hora helada?
En mis pestañas todavía tiemblan
esas brasas amadas
de la sabiduría,
las que aventé en palabras,
en sílabas de luz.

Hoy mismo ofrendaré con humildad
mis libros
?el libro que es mi vida?
al Gran Lector de Vidas.
Siento frío.
Malhadado, ¿a dónde voy?,
¿hacia qué luz o hacia qué abismo?
Sabed, los que quedáis aquí,
que hoy mismo espero estar
en el paraíso
de los pobres.

Participación de Antonio Colinas en la Clausura de la conmemoración del IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes. Lectura del poema: MIGUEL DE CERVANTES INTERROGA A SU NOCHE FINAL.

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