OPINIóN
Actualizado 11/02/2017
Eusebio Gómez

Hay muchos tipos de conocimientos, pero hay uno más importante y auténtico que los demás: el conocimiento de cómo hay que vivir. Y este conocimiento se menosprecia" (León Tolstói). ¡Es una pena vivir sin vida, sin ganas, cuesta arriba! Hemos nacido para vivir eternamente, pero la vida empieza en el aquí y en el ahora y es en esta tierra donde aprendemos a vivir .

La vida es como una gran tarta, cada uno come de ella según las ganas o según le toque. Aunque todas las vidas se parecen, son muy distintas según la manera de vivir: una personas son más optimistas, otras, más pesimistas; unas, más resistentes ante los problemas; otras, más frágiles; a unas parece que la vida es una eterna sonrisa, a otras les resulta una tragedia sin fin. En la vida no todas las etapas son iguales; hay momentos en que todo va sobre ruedas y hay otros, desgraciadamente, que se hacen cuesta arriba, llenos de dolor, de vacío, de falta de sentido.

Vivir es sufrir y gozar en cada instante, es contemplar apaciblemente cada amanecer y cada atardecer, es saber dar lo mejor de cada uno, es aprender más cada día, es amar con todo el corazón, es amar y perdonar sin esperar recompensa. Vivir es vibrar y sentir, es amar y gozar, es llorar y reír, es morir y soñar. La vida es don y tarea; es una de las pocas cosas importantes que debemos amar, fomentar, desear y defender.

¿Cómo va la vida?, preguntamos. "Se va tirando", "cuesta arriba", dice la gente. La vida es lucha y a veces es pelea contra viento y marea, cuesta arriba; compramos seguros de vida y ésta siempre nos queda a la intemperie. Las cosas son como son y no como quisiéramos que fueran, pero la verdad es que no aceptamos la realidad; entonces la vida resulta una gran carga.

El poder vivir mejor es el sueño de todos los humanos, sin embargo a veces nos resulta difícil. "La carga más pesada es la de existir... sin vivir" (Víctor Hugo). Y lo terrible es tener que vivir sin saber cómo llevar esa carga, y tener que morir sin haber vivido. Para vivir necesitamos ideales, valores, ilusiones, agarrarnos a una causa por la que poder soñar y luchar. "...Si quieres vivir mejor, ata tu arado a una estrella, a un gran ideal". (M. Hebrard). Los ideales, el mirar a lo alto, nos ayuda a caminar.

Encontrar el sentido a la vida, es lo que pone en su lugar a las cosas y lo que engendra el sentido de vivir. Hay personas que malviven, no saben por qué ni para qué. Muchos no han encontrado el rumbo de su vida o lo han perdido y al final de sus días se dan cuenta de que no han vivido o, mucho peor, se han dedicado a arrancar y a tronchar vidas. Las hay, cansadas, enfermas, pero llenas de vida, viven a tope, dan todo lo que tienen y luchan por ver cada día un nuevo amanecer. Otras personas, sin embargo, han hecho historia, han vivido para dar su vida, desgastarla, entregarla por los seres humanos, sin diferencia de credo y de raza y todo lo que transmiten es amor a la vida, pasión por ella.

Jesús es vida y la vida es Jesús. Sin Él no hay vida, ésta languidece y muere. Su amor es vida y engendra vida. Toda su vida es amor. Él es el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6). Él es el pan de vida? quien coma de él, vivirá eternamente (Jn 6, 34-51). Sin vida estaban Zaqueo (Lc 19), Nicodemo (Jn 3) la Samaritana (Jn 4), los enfermos, los pecadores? A todos les inundó vida.

Estas ideas las he tomado de mi libro: "Los colores de la vida". Lo presentaré el lunes 20 de febrero, a las 20:30 en el salón de los Carmelitas, C/ Zamora 59. Tfno. 923214346.

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