Hoy cumplo uno de mis sueños, presentar a la sociedad de Salamanca mi último libro: EL PÁJARO QUE VOLÓ DEL NIDO Y EL PERFUME DE UNA FLOR MARCHITADA. Este proyecto que comenzó en tierras mexicanas y finalizó en tierras árabes, es un reflejo de mi misma, como mujer, hija, madre, esposa, amiga y finalmente como educadora. Estas páginas, guardadas bajo una hermosa portada diseñada por un gran artista, Miguel González Cabezas, mi hijo, se han enriquecido con las aportaciones de un ramo de rosas con un aroma muy especial. el de la solidaridad.
Este libro no es un libro cualquiera, no, tiene sabor a amistad, a familia y a gratitud. Quiere colarse en las casas para dar un poco de esperanza, de luz, de alegría a miles de familias que están consiguiendo que la educación de sus hijos sea la acertada, esa que se colma de valores de verdad, de los que no se compran porque no tienen precio; esos que se maman desde el regazo de la madre y se nutren con el cariño del padre. Valores que se refuerzan con las enseñanzas de los maestros y educadores sociales.
Este pequeño proyecto cargado de amor desde la primera de sus palabras, hasta la última, ha unido el espíritu solidario de muchas personas. desde niños a abuelos por una buena causa que es ayudar a que dos Asociaciones: La de Familiares de enfermos de Alzheimer y la de Antiguos Alumnos del Colegio Amor de Dios, puedan sufragar sus proyectos solidarios.
¡Entre todos podemos! suena a eslogan, pues sí es el que impulsa a lograr que miles de granos de arena pueden ofrecer el paisaje más hermoso: el desierto. Ese paisaje indescriptible, ese lugar donde parece que nada se mueve y sin embargo descubres que todo está en equilibrio, la vegetación, la fauna, la humedad, el viento, el sol y la calma. Ese desierto es al que los grandes maestros del mundo se retiran para alcanzar la iluminación, ese paisaje que te transporta a las profundidades de tu ser para salir de allí renovado, cargado de energía, paz, amor y poderlos ofrecer a los demás