Ya no está el banco de piedra de la Alamedilla, vive su destierro o el olvido en alguna escombrera, ese banco que nos vio nacer, brincar, dar las primeras pedaladas, testigo de nuestro estirón, cómplice de todas las estaciones. Ese banco curvilíneo casi siempre gélido y hermoso. Como mencionó José Antonio Bonilla, el parque y los edificios circundantes fueron en su día "depósito ferroviario".
De ser gran parque se ha convertido en un reducto rodeado de muros de piedra. Guardián de nuestros almanaques.
En el blog "historias del cuarto de atrás" he hallado un artículo que versa sobre los inicios del parque de la Alamedilla y como el consistorio quiso hacer de él un lugar de paseo para oxigenar la concurrencia de la plaza mayor, al parecer el parque era hondonada que fue recubierta, desde el año 1882 se ha ido transformando con idas y venidas del templete incluidas, hasta hoy.
Pero con el paso de los años la Alamedilla volvió a animarse. Miguel de Unamuno la describe así:
"Era domingo y me fui a mezclarme con el pueblo menestral y dominguero. Y a falta de campo más campesino, más rural, a la Alamedilla, muy modesto parquecito de la ciudad, entre carretera y una vía férrea. Lo más antiguo de él, unos viejos y venerables negrillos, entre los que cuando yo llegué acá ?hace más de cuarenta años- mostraban un banco de piedra al que llamaban 'del rector'. Luego arboleda reciente, algunos arriates de flores, estanquillos "grutescos" ?con adornos de fingidos trozos de grutas- y en que se han ahogado unos cuantos pececillos municipales? Allí me encontré en medio de un público dominguero: soldados? criadas, parejas de obreros? y niños? Una atmósfera, un ámbito de contento? Al fondo, hacia el río, la catedral se dibujaba- se esmaltaba más bien- sobre encendidas nubes de ocaso, cual gigantescos pétalos de una gran rosa celestial que se deshojaba".
Enlace del artículo mencionado
Video del antiguo parque, hoy en día zona de columpios infantiles.
En esos coches de pedales, algo más modernos algunos aprendimos educación vial.
BIBLIOGRAFÍA