Cuando el viento nos da respiro uno mira a su alrededor y se alegra de que llueva, de que corra el agua y de que todo se vista de verdín y de limpieza. Hasta el hielo brilla de nuevo y de estrenado? tanto que nos hace olvidar el paisaje la estupidez del paisanaje. Sí, dilectos lectores míos, tan estúpido es dirimir el sexo de la Virgen y de los ángeles como el de rey emérito, tan tonto es glosar a Sor Lucía Caram como a Bárbara Rey. A mí que me perdone mi consejero espiritual, pero hay ciertos temas que tengo superados y lo que afirme una monja capaz de defender el nacionalismo y la bondad de Messi hurtándole al fisco lo que es de todos me la trae al pairo. Lo mismo que las aventuras erótico festivas de un señor que, quizás en otras épocas más sensibles, podían ser razón de estado, pero que ahora son motivo de mofa que no de escarnio. Que al rey de diera por las damas era sólo cuestión de tiempo y de mal gusto que saliera a la palestra, pero que levante la mano a quien le importe a estas alturas de la vida. Solo a la esposa agraviada que, seguramente, ya está curada de espanto, de cuernos y hasta de aburrimientos.
Quizás es que no tenemos ganas de hablar de temas serios y por eso le hacemos la ola a la monja no irreverente, sino estúpida y a las viejas historias sexuales que más que escandalosas, parecen patéticas. Me van a perdonar, pero es como el asunto de Podemos, una cuestión no de ideas, sino de liderazgo, nombre, apellido y hasta inquina personal. No me extraña que Carolina Bescansa haya apartado su inteligente cabeza de este choque de cornamentas. Allá se las compongan mientas la política de siempre se regodea con este canibalismo. Uno espera que Iglesias acabe liderando el PCE y Errejón el PSOE, y hablando de Pedros, no entiendo tanto lloriqueo del cine español. Cuántas empresas hay con unos problemas de la leche y no tienen la palestra glamurosa para defender sus justas reivindicaciones, cuántos colectivos se están reinventando a golpe de necesidad y no cuentan con tanta atención y tanto golpe de laca. Ya ven, quizás haya que hacer una gala en la que los autónomos muestren sus problemas, los pensionistas sus afanes por llegar a fin de mes ayudando al familiar en paro, los refugiados sus fríos y los emprendedores su falta de apoyo institucional. Pero nada, la gente del cine, sufrida y creativa, no lo dudo, parecen inmersos en la queja permanente, y aunque no les falte razón, el resto del mundo les miramos con cierto aburrimiento. Será porque no tienen imaginación para hacer una gala en condiciones que no duerma al gato, o porque el lucimiento del vestidito nos parece más rancio que el cine de folklóricas. No sé, menos mal que nos queda Bayona y el talento de una mujer capaz de ponerse ese horror medio naranja medio butano y lucir esas arrugas con las que me identifico. Los pelos de Emma Suárez siempre me han encantado, son como las ojeras de la Bescansa, pura inteligencia que pasa de todo porque está muy ocupada siendo como es. Con féminas así que los hombres sigan haciendo el chorra, que nos da lo mismo, total, con semejante paisaje recién llovido para qué quiere uno cierto paisanaje.
Charo Alonso.
Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.