PEREÑA DE LA RIBERA | Donadas por los vecinos, ahora pueden observarse en distintos emplazamientos del pueblo
Las pilas de lavar y comederos de granito son parte del patrimonio cultural de Pereña. En la actualidad podemos disfrutar de ellas paseando por el pueblo, se encuentran reubicadas en distintos emplazamientos del casco urbano. Todas ellas han sido donadas por vecinos del pueblo.
Las pilas de lavar fueron una forma de responder a las necesidades utilizando el granito, material muy abundante en el entorno, gratuito y no perecedero, aunque sí laborioso. Solían ubicarse en el entorno próximo del núcleo urbano, obviamente junto a un pozo, y eran utilizadas también como depósito para el riego del huerto que generalmente había al lado y que ayudaba a la economía familiar. Las pilas se llenaban a base de cubos de agua sacados a brazo o con cigüeñal, que aminoraba el esfuerzo.
Se distinguían de las pilas de comer de los cerdos porque las de lavar tenían piedra frotadera y orificio de salida en el fondo por el que vaciarlas si el agua estaba ya sucia, o se regulaba el caudal de salida si era para riego. Y aunque todas las pilas de lavar son diferentes aunque todas tienen elementos comunes (piedra frotadera, recipiente para el agua y orificio de drenaje), algunas presentan características peculiares que las hacen casi únicas. Como es el caso de la pila de lavar "a cuatro manos", de dos frotaderas, ideada para que pudieran lavar dos mujeres al mismo tiempo.
Comenzaron a dejar de usarse en 1927 con la traída del agua al Caño "grande" y a los lavaderos
Los comederos construidos también en piedra de granito, se utilizaban para echarle de comer a los cerdos. Indicativos de una gran actividad ganadera, en este caso orientada al autoconsumo. Estaban repartidas prácticamente por todos el término municipal y sobre todo en las Arribes, porque los cerdos pasaban la mayor parte del año sueltos en el campo y al campo se iba diariamente a echarle de comer.
Otras pilas son de corral o de pocilga, lugar a los que se trasladaban los animales a principios de verano.
La pila de los cerdos se diferencian de las de lavar porque son más toscas, más bajas, poco profundas y sin agujero de vaciado. Las pilas del campo estuvieron en activo hasta la década de 1940, las de pocilga se mantuvieron unos años más: los cerdos se criaban y engordaban sin salir al campo.
Las pesebreras, de dos, tres, cuatro o más comederos, nos hablan de un pasado muy ganadero, y en concreto de ganado vacuno. Las vacas, bueyes y churros fueron el ganado casi predominante, tanto para labor como para engorde, hasta la epidemia de filoxera que atacó a las viñas y secó las cepas. Las cepas se volvieron a replantar sobre portainjerto americano, pero en este caso se pusieron ya en línios para poder ser cultivadas por el arado y no a mano, sustituyendo los bueyes y vacas por mulos. Disminuyeron los asnos, pero pervivieron los asnales, en este caso llevados por mulos.
Las pesebreras siguieron utilizándose para engorde temporal del ganado, o como comedero habitual de los animales de trabajo. Hechas en granito, con proyección de larga duración y sin valorar la laboriosidad de su confección, en ellas se le echaba la ración diaria de paja y pienso. La paja a poder ser de algarrobas o cebada. El pienso, cebada o centeno molido en alguno de los 26 molinos que había en el pueblo en el siglo XVIII.