OPINIóN
Actualizado 31/01/2017
Francisco Delgado

Lo que Dante describió en su Divina Comedia de su bajada a los infiernos no es esencialmente distinto a los padecimientos que como cliente de VODAFONE he sufrido en el último mes y medio. El núcleo del infierno de Dante es la imposibilidad de comunicación, la desesperanza de alguien que necesita o desea hacer algo y está atado de pies y manos: exactamente lo mismo he sentido necesitando resolver un problema que esa empresa me ha creado, además de arrojarme a un pantano viscoso "on line".

Seguro que muchísimos lectores conocen bien a qué infierno me refiero: una red telefónica de fantasmas no identificados, que compulsivamente a cada minuto te piden todos tus datos, tu DNI ( ¡adoran tu DNI!) y cada voz de "Atención al cliente" (¡), distinta en cada conexión, te da una orden distinta, una conexión distinta?así horas y horas hasta llegar al mismo punto donde comenzaste. Esa es la tortura maléfica del sistema ideado por VODAFONE para que no haya ningún cliente que reclame nada, que pida nada?EXCEPTO QUE COMPRE ALGO MÁS CARO que lo que ya tiene.

Si escribo aquí sobre esta dolorosa experiencia es porque estoy absolutamente seguro de que miles y miles de españoles, clientes de VODAFONE, tienen o han tenido experiencias muy similares. No es un problema solo individual, sino colectivo. Pero, sorprendentemente, estas quejas, estos problemas de numerosos ciudadanos nunca llegan al Parlamento, nadie habla de ellos en un ámbito público, solo nos quejamos individualmente, a nuestros amigos, familiares, conocidos. Sin embargo es un problema público. Hoy escribo aquí el nombre de Vodafone, pero podría haber surgido el de Orange, Movistar, Gas natural o Iberdrola?es decir cualquiera de las omnipotentes empresas que ni el gobierno de la nación les pone el menor límite ni en sus tarifas, ni en su, en general, negativa gestión, ni en la calidad de trato a los clientes, a los ciudadanos que las sostenemos, a ellas y al gobierno.

¿Hasta cuándo resistiremos tratos despreciativos y llenos de engaños, hasta cuándo tarifas abusivas, hasta cuándo informaciones oscuras para que, excepto ellos, nadie se entere de nada? "¿Hasta cuándo Catilina abusará de nuestra paciencia ??"

Creo que la mayoría de los españoles son o somos demasiado pacientes. Quizás hemos vivido demasiados siglos, generaciones, de ausencia de libertad, de temor a la libertad. Pero, a la vez, es obvio que ya nos hemos ganado lo suficiente con nuestro trabajo por este país PARA QUE SE NOS TRATE CON RESPETO, CON DIGNIDAD de ciudadanos y/o clientes, en el caso de la relación con las empresas de explotación comercial, como Vodafone o similares.

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