OPINIóN
Actualizado 31/01/2017
Miguel Ángel Perfecto

Hemos conocido recientemente el informe sobre la Encuesta de Población Activa de 2016 y el Gobierno ha lanzado las campanas al vuelo ante la reducción del paro al 18,6% y la creación de más de cuatrocientos mil puestos de trabajo. Sin embargo, el panorama no es tan triunfalista como recogen algunas cifras de dicha Encuesta. Por ejemplo se constata el aumento del trabajo temporal y los contratos por obra y servicio, algunos de ellos por horas y días, el 40, 2% de todos los contratos es temporal, la mayor cifra desde 2007. Se constata igualmente la reducción de la tasa de actividad al 58,6%, lo cual quiere decir que la población en edad de trabajar se ha reducido en 2016 en más de cien mil personas.

Por otra parte, ¿dónde ha crecido el empleo? Básicamente en el sector de hostelería.
Los datos nos indican la necesidad urgente de debatir y buscar soluciones a nuestro mercado de trabajo, soluciones que implican un nuevo modelo productivo que no repita el que nos llevó a la catástrofe, me refiero al sector de la construcción.
El cambio de modelo productivo pasa por una mejora notable del sistema educativo, singularmente la Formación Profesional y la preparación para trabajos de futuro ligados a las nuevas tecnologías, a las nuevas necesidades sociales y a la sociedad de la información.
La segunda cuestión que conviene debatir y resolver es la alta tasa de temporalidad de los contratos y la urgencia de acometer una mejora del empleo que reduzca las desigualdades sociales crecientes. Es sabido que hoy día en España no basta tener trabajo para salir de la pobreza, lamentablemente muchas personas tienen un empleo y siguen siendo pobres por el sistema de trabajo que prima los contratos temporales.

La tercera cuestión que necesita una reflexión es el alto porcentaje de parados de larga duración, un año o más, que suponen aproximadamente el 50% de los parados, a los que habría que añadir las mujeres mayores de 45 años que difícilmente pueden encontrar un empleo. Estos dos sectores son desde mi punto de vista los que requerirían alguna alternativa más urgente, porque generan desesperanza y profundo pesar en personas que ya han trabajado gran parte de su vida y son tiradas como trapos por tener una edad determinada. Por último, respecto a los jóvenes y el empleo, convendría estudiar la adecuación del mercado laboral a las salidas profesionales y a las carreras universitarias. El país no se puede permitir que todos los años salgan miles de licenciados en derecho, en psicología, o en otras especialidades que no podrían nunca ser absorbidos por el mercado laboral, en este sentido, el aumento del número de universidades y Facultades nuevas es sencillamente un disparate del que son responsables las Comunidades Autónomas.
Una última reflexión sobre esta cuestión, las subvenciones, las ayudas o las rentas básicas de ciudadanía no resuelven en ningún caso el drama del paro, ni contribuyen a mejorar el mercado de trabajo, en la mayoría de los casos solo sirven para paliar, que no resolver algunas situaciones.
Sería preciso encarar a través de un plan a medio plazo el cambio del modelo productivo mediante una reforma del sistema educativo, transformar el sistema contractual actual con la reducción de los contratos temporales, singularmente algunas figuras como los contratos por servicio y obra. Cambiar la normativa laboral actual volviendo a la protección judicial de los contratos anterior a la actual reforma laboral. El problema del desempleo y la extensión de la pobreza convierte en urgente el debate y la búsqueda por parte de políticos, sindicatos y ciudadanos de alternativas viables y sólidas a la actual precarización de la vida.

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