San Bernardo dijo en cierta ocasión a su hermana Humbelina: "No sé, pero preveo que vas a ser santa".
"¿Ah, si? Dijo la joven entre risueña y escéptica- y dime, querido hermano, tú que eres tan sabio. ¿Cuáles son las señales de esa santidad?" "Está muy claro: no has perdido nunca el buen humor y sigues siendo capaz de reírte de ti misma. Esa es una señal clarísima, porque el infierno jamás ha producido buen humor".
Una señal clarísima de la santidad, es el buen humor, la alegría. Y ésta proviene de haber encontrado el tesoro más precioso de la Vida: Dios (Mt 13.44-46). La alegría del Evangelio es propia de aquel que, por haber encontrado la perla de gran valor y optado por ella, vive libre, sin temores ni trabas.
La alegría del Evangelio es saber que Dios ama a los pecadores, a los desesperados, a los extraviados, y me ama a mí.
"Y, como faltara vino, le dice a Jesús su madre: no tienen vino" (Jn 2.3). María se da cuenta de que falta el vino, la alegría, porque ella misma rebosa en alegría. María, la de corazón tierno, compasivo y bondadoso, se da cuenta de que en Caná falta la alegría, en invita a todos a confiar en Cristo, para llenar la vida de alegría, María sabe que su Hijo tenía el poder especial de cambiar toda situación de tristeza en alegría y les dice. "Hagan lo que Él les diga". Ella invita a que los sirvientes tomen la misma postura que ella: la de estar abiertos a Dios, la de dar un sí al Señor.
María no pide a los sirvientes que consideren atentamente el problema, que traten de averiguar la causa de la falta de vino. No, sencillamente les pide que se abran a Dios, a su voluntad a "haced y obrad".
Y Jesús gratuitamente multiplica el vino para alegría de todos.
Es importante saber que en nuestro mundo, en nuestras vidas, falta fe, esperanza, alegría. Conscientes de esta necesidad, es necesario, humildemente, pedir a Dios por medio de María que nos llene de fe, de alegría.
San Juan Bosco resumió su vida en este mensaje: "Estén alegres y hagan el bien". De la bondad brota la alegría y ésta es el mejor motor para mantenerse en el bien.