OPINIóN
Actualizado 28/01/2017
Manuel Lamas

Con el acceso al poder del todopoderoso Donald Trump, se han disparado las alarmas. Los planteamientos de unos y otros acerca de cómo discurrirá la política Norteamericana, no deja de provocar inquietud en mucha gente. Las pocas decisiones tomadas, concuerdan con lo anunciado en campaña. Y, mucho me temo que, próximas disposiciones, dejarán en la cuneta a no pocas personas. Sin embargo, al mismo tiempo que ejerce el poder con mano de hierro, no deja de aumentar su impopularidad.

Al día de hoy, ningún presidente de estado se atreve a realizar declaraciones que puedan perjudicar sus intereses con la nación más poderosa. Pero, en poco tiempo, unos y otros pondrán sus cartas sobre la mesa, y se conocerán los movimientos de cada país respecto a temas sobre los que se venía trabajando. Estoy convencido de que, ciertos asuntos, quedarán congelados sine díe.

Cuestiones como la pobreza, o el calentamiento global, no solo no encontrarán solución a corto plazo sino que se agudizarán sus efectos.

La política que se vislumbra en el horizonte más cercano, no permite el optimismo. El nuevo personaje que aparece en escena, está creando no poca incertidumbre; incluso en las mismas personas que, con sus votos, le otorgaron el poder.

Pero que nadie se escandalice por el comportamiento de este dirigente. En ningún momento ocultó su verdadera personalidad. Tendríamos que conocer las razones que llevaron a los votantes a entregar su voto a persona tan poco conciliadora.

Quizá la desprotección de millones de personas; la pobreza extrema, y la avalancha de refugiados por guerras que podrían haberse evitado, induce a los ciudadanos a relativizar la política. Pues, los problemas importantes se aparcan indefinidamente y, cuando se toman decisiones, pocas veces favorecen a quienes más lo necesitan.


Con este panorama de fondo nadie se atreve a vaticinar el futuro. Los cambios de rumbo de algunos países en su política internacional no son alentadores. El acceso al poder de líderes cuya solvencia en gobernar una nación no está probada, crea enorme tensión en buena parte del mundo. Además, con Inglaterra fuera de la Unión, Europa se verá obligada a realizar cambios importantes en su política de defensa. Ya está advertida por Trump: "Europa deberá aumentar en un 55% su gasto militar para que la OTAN siga como está".

Pero el nuevo inquilino de la Casa Blanca no deja de sembrar confusión en otros aspectos. La política proteccionista que pretende llevar a cabo, crea no poca incertidumbre en fabricantes y exportadores de todo el mundo. No es bueno el aislamiento, ni conveniente levantar muros. Se corre el peligro de quedar encerrado. Pues, la comunidad internacional, responderá en su momento con la contundencia necesaria.

Personajes como Donald Trump, que ofrecen la gloria a los ciudadanos desde una tribuna no es lo malo. Lo verdaderamente preocupante es que, quienes le escuchan, acepten tan fácilmente sus proclamas sin advertir que, mucho de lo que se promete, será lesivo para sus vidas.

Hoy, se habla mucho de populismo. Lo cierto es que, en la ambigüedad del término, se esconden las intenciones de quienes utilizan al pueblo como les conviene. Algunos políticos, incapaces de ejercer con dignidad su profesión, son enormemente eficaces en manipular a la gente; en decirle lo que quieren oír. De esta forma, la conducen por donde quieren y ocupan sin dificultad los puestos que pretenden.

¡Que importante es la política, y qué poco valor le damos! Mucho tienen que cambiar nuestras democracias, sobre todo, para hacerle entender a los políticos la importancia de su trabajo. Necesitamos más leyes y más recursos para que se cumplan.

Del futuro, no te preocupas. Antes de que te des cuenta, se habrá convertido en presente. Lo importante es que no te pille desprevenido.

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