Un espacio encantado por la niebla: el empedrado húmedo, el osario y las ánimas benditas, la hornacina y su vela... y la cruz presidiendo el muro de granito ganado por el musgo. ¿Dónde camina el hombre, el que nos da la espalda? Todo parece ir al corazón
Un espacio encantado por la niebla: el empedrado húmedo, el osario y las ánimas benditas, la hornacina y su vela... y la cruz presidiendo el muro de granito ganado por el musgo. ¿Dónde camina el hombre, el que nos da la espalda? Todo parece ir al corazón de la niebla, al corazón del misterio. El reino del invierno tiene aquí un territorio. El misterio del mundo parece que quisiera en esta imagen hacérsenos tangible.
José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotografía)