Por hacer alusión a la tenacidad y obstinación del guerrillero Juan Martín Diez "El Empecinado", empecinados somos y no nos preocupa lo más mínimo. De nuevo, y como lo prometido es deuda, traigo a mis imágenes este atentado cometido con la aquiescencia de las autoridades. Porque si lamentable es este bosque de antenas sobre los tejados en la calle de Libreros, fácil de retirar con los adelantos que hoy existen (una simple antena colectiva), lo que resulta del todo punto insoportable e increíble, es contemplar una construcción ilegal que se aposentó de la noche a la mañana sobre esta casa magníficamente rehabilitada.
Tal vez el menos culpable sea el dueño que por necesidad lo encargó, lo pagó y lo colocó, acaso hasta con licencia; pero si seguimos permitiendo estas barrabasadas en nuestro casco histórico, de igual forma puede suceder que a algún ciudadano se le ocurra (porque nadie se mete con él) construirse un par de habitaciones sobre el tejado de cualquier edificio de nuestro hermoso Barrio Antiguo, como ejemplos existen por ahí vergonzantes.
Y en último extremo, después de dos años de nuestra primera denuncia, seguimos esperando que alguna autoridad o técnico competente nos saque de nuestra empecinamiento o del posible error en el que pudiéramos estar instalados.