Imagino posar mi mano en tu mano, rozar tu piel y ver como se enciende una hoguera
Imagino posar mi mano en tu mano,
rozar tu piel
y ver como se enciende una hoguera.
Plena gracia
que no merecemos, venero
que de manar no cesa
en las caricias.
Si posara mis dedos en tus labios
el mundo sonreiría.
Pero tan sólo poso en el cuaderno
mis manos frías,
y cierro los ojos,
y siento calor,
pues me quema la lumbre
de un tiempo fugitivo,
del ser en el no-ser.
No-ser en el que hallo
un secreto
que me basta
y me sacia.
Antonio Colinas
Fotografía: Miguel Fernández