OPINIóN
Actualizado 16/01/2017
Redacción

A medida que se avecina el congreso nacional del PP crece el nerviosismo en el entorno de Juan Vicente Herrera, que se teme, no sin fundamento, una remodelación en la cúpula dirigente de Génova que deje definitivamente en fuera de juego al todavía presidente autonómico del partido y de la Junta.

Para Herrera y el conglomerado político-mediático beneficiario de sus favores lo ideal sería que Dolores de Cospedal no repita en la secretaria general y que dicho cargo recaiga sobre cualquiera que no sea el vicesecretario de Organización, el zamorano Fernando Martínez Maillo, por ejemplo sobre el ex ministro Alfonso Alonso, el candidato por el que suspira Soraya Sáez de Santamaría. Sería la única forma de reducir la influencia de Martínez Maillo, bestia negra del herrerismo, y cuyo mera permanencia en dicha vicesecretaria -no digamos ya si asciende a coordinador o incluso a la misma secretaría general- espeluzna al herrerismo.

Todo lo anterior pensando en el posterior congreso autonómico a celebrar a comienzos de la primavera, en el que se procederá a relevar a Herrera de la presidencia del partido en Castilla y León. Dan por hecho, y con razón, que si Maillo continua partiendo el bacalao en Génova, el cónclave autonómico puede ser un paseo triunfal para el actual secretario autonómico y alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, su segunda bestia negra (o la primera, ex aequo, junto al vicesecretario nacional de Organización).

Tal estado de ansiedad conduce a distorsiones tan aberrantes como la que podía leerse este domingo en "L'Osservatore herreriano", donde el inefable Sun Tzu se superaba a si mismo, algo nada fácil a estas alturas de su reptante trayectoria. A modo de colofón de una peregrina tesis sobre las tres "pes" (prudencia, paciencia y perseverancia) se hacía referencia a"todos los líos que acumula en su ciudad, con el sanitario a la cabeza" el alcalde de Salamanca. "Un alcalde del PP al que le salen 15.000 ciudadanos a protestar por las políticas sanitarias del PP tiene unproblema, es evidente", colegía sesudamente Sun Tzu.

De donde se desprende que el caos sanitario que tiene en pie de guerra a los salmantinos no es responsabilidad ni del consejero de Sanidad ni del presidente de la Junta, sino del alcalde, quien al parecer, usurpando funciones que no son de su competencia, es el que planifica y gestiona los hospitales del Sacyl. Sencillamente, patético. Que, ya es casualidad, también empieza por "pe".

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