Morbo tiene su origen en la palabra latina morbus: enfermedad; morbidus es enfermizo o malsano; y morbosus simplemente enfermo. En castellano morbo, aunque significa también enfermedad, se usa habitualmente en su segunda acepción: interés malsano por personas o cosas. Por consiguiente si miramos la tele, o en general vemos u oímos los medios de comunicación nos daremos cuenta de que lo que interesa hoy, o lo que nos presentan para que pensemos que así es la vida es lo morboso; de tal manera que el morbo es una constante de la concepción de la sociedad que nos presentan los medios. No podemos hacer un elenco de las noticias y hechos de tipo morboso que nos han presentado ayer, por ejemplo, en los medios de comunicación porque sería interminable. Pero sí podemos observar que ese interés malsano por personas o cosas es insistente y reiterativo y pone el énfasis en los temas sexuales. Esa pobre niña de cuatro o cinco años con los ojos velados que nos ponen insistentemente, para decirnos que quizá, que probablemente, que quien sabe, que ha podido ser violada por sus progenitores. O nos ponen al señor Trump y su melena para decirnos que dicen, que cuentan, que un espía sabe que en un hotel de Moscú, en el mismo en que había estado el señor Obama antes y en la misma habitación, no sé cuándo estuvo en una orgía con unas prosti, que hicieron cosas morbosas, claro. Y los periódicos y las televisiones y las redes a vender la noticia, o la sospecha, o el bulo. Ahí va por si cuela. ¿No será que la sociedad está enferma? Y al final el morbo explota como un acceso de pus en una guerra, donde hay mucho dolor humano.