OPINIóN
Actualizado 12/01/2017
Víctor Hernández

Ahora que hace un año de la muerte de David Bowie todo son elogios, homenajes, conciertos y recopilatorios.

Durante todo este año vamos a poder ver como ocurre lo mismo con los artistas que, lamentablemente, nos dejaron el año pasado. Y es genial recordar a la gente por su legado y sus logros, pero siempre es mucho mejor elogiarlos en vida, sobre todo cuando su edad es avanzada. Porque en realidad parece que cuando un artista está de capa caída solo se espera que resurja con nuevos éxitos, y si no lo hace nos decepciona un poco y decimos "ya no es lo que era".

Tiene que desaparecer para que volvamos a creer en él y en la magia que transmitió en sus mejores trabajos.

Es importante saber, y además no debemos olvidar, que esos recopilatorios, conciertos u homenajes son un negocio para muchos, incluso para los familiares o los herederos y ya no para el artista, viendo en la mayoría de las ocasiones cómo salen a la luz algunos temas inéditos que, a veces, no estaban terminados y que a saber si el artista en su propio testamento había dejado programados para su publicación.

Entonces hay involucrados muchos factores que podemos denominar con el nombre de intereses. Recordar o glorificar está bien, pero hacer negocio de una muerte, no tanto.

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