Que Salamanca se muere, pierde su juventud, su fuerza y su lozanía, creo que es algo que llevamos observando, de un tiempo a esta parte, y, sobre todo, los que tenemos hijos en edad laboral, que vemos cómo nos han de abandonar por falta de futuro en su tierra.
Salamanca es una tierra de cultura, arte y saber, pero sólo en el papel y en el pasado, pues en el presente es una gran residencia de ancianos que vive de espaldas a su universidad y a su pequeño tejido empresarial, que se nutre de funcionarios y jubilados sin ansia de prosperidad o, al menos, sin iniciativa próspera que generar y poner en marcha en favor de todos.
Ya tenemos el título de Ciudad de la Cultura y soy de los que quiere aportar, al menos la idea, algo que nos permita superar el ostracismo y crecer por los cauces que esta ciudad tiene y tenía en el pasado. Y, así, propongo que entre todos, y subrayo entre todos, hagamos que Salamanca se convierta en la Ciudad de las Ciencias, las Letras y las Artes y, para ello, aunemos esfuerzos en la creación de las bases, de forma que creemos una estructura social, universitaria y empresarial que, con la colaboración de las dos universidades, nos permita la creación de los Premios Internacionales de las Ciencias, las Letras y las Artes con varios premios que se otorgarían por medio de un Jurado internacional y dirigido por los expertos más importantes y relevantes de cada sector, de forma que el prestigio de los mismos no estuviese tanto en la dotación de estos, sino en el valor académico que los mismos pudiesen tener. Sugiero que se dieran premios en los ámbitos de la medicina pública y privada de forma diferenciada, de las ciencias jurídicas, de la ciencias sociales, de la economía, del arte, de la tecnología, etc y que se pudieran poner en relación los premiados con las empresas que pudieren desarrollar la labor investigadora o científica premiada, siempre que la misma ubicase, al menos, una delegación en Salamanca.
La imbricación de las universidades, de la ciudad y de sus empresarios se obtendría por esa vía y por la de la participación en la organización, desarrollo y posterior generación de riqueza desde un ente independiente, con solvencia y solidez que permitiese el control y la dirección de los premios.
Pero, este paso no es más que el primero, Salamanca con ello tiene que comenzar a postularse como la Ciudad de las Ciencias, las Letras y el Arte que fue en su más brillante momento, para alcanzar el mismo esplendor y poder mantenerlo por medio de una generación de riqueza para la ciudad que, conectada con el resto de España y con Portugal, le permita ser referente social, cultural y, finalmente, económico de la zona.
Si el proyecto se acoge por las fuerzas políticas, sin su uso partidario, sino como hoja de ruta común, las universidades colaboran de forma conjunta y se adoptan las medidas oportunas no es una utopía, sino una posible realidad que nos permitiría ser Salamanca, no perder nuestra idiosincrasia, pero sí crecer y poder observar un futuro próspero para nuestros hijos.
La idea está lanzada ¿habrá quien recoja el guante? Yo, lo único que les pido a los Reyes Magos (en los que creo firmemente) es que no caiga en saco roto, se acoja, se estudie y se busquen fórmulas de realización, por lo que de necesario es salir del atolladero.