OPINIóN
Actualizado 10/01/2017
José Javier Muñoz

La semana que viene se cumplirán justamente treinta años de la visita que efectuó a Salamanca el entonces primer mandatario de Portugal. La breve entrevista que mantuve con él para RNE la incluí en el librito Más allá del personaje (CEGAL, Madrid 1996) con el mismo título con que encabezo la columna de hoy. La reproduzco ahora aquí.

Dicen de él los observadores políticos que desde su desginación como presidente de la República Portuguesa, a Mario Soares le gusta representar el papel de un rey sin monarquía. Es verdad que algo ha cambiado en sus poses y en su estilo político desde que, en su liderazgo de los socialistas lusos, jugó un papel de protagonista en la revolución de los claveles. Influirá, qué duda cabe, el paso del tiempo; pero también el hecho de tener que actuar ahora como árbitro del juego de los partidos, un poco por encima del bien y del mal.

La visita que efectuó a Salamanca el 16 de enero de 1987 no era de carácter oficial. Viajaba a título privado (eso sí, con un séquito de una docena de personas), acompañado de su esposa y una de sus hijas, para asistir al homenaje que la Universidad de Salamanca tributó ese día a Enrique Tierno Galván, "el viejo profesor", quien durante años fue allí catedrático de Derecho Político. Soares y Tierno fueron correligionarios y amigos. Se había comentado en los medios informativos de nuestro país que el presidente de la República portuguesa dominaba el idioma español, así que cuando le abordé para recoger sus declaraciones le pedí que tuviera la amabilidad de contestar en nuestro idioma.

?Yo puedo hablar un poco en "portuñol" ?me dijo?, pero en español desgraciadamente no, porque no lo sé; pero intentaré hablar un poco.

De este modo, en "portuñol", mezclando algunas correctas expresiones castellanas con la silbante y casi críptica fonética portuguesa, hizo ante el micrófono una glosa sentida de la figura del viejo profesor, un canto a la cultura y al paisaje monumental de Salamanca y un acto de fe en las bondades de las Comunidades Europeas. Para cualquier mandatario portugués, no importa en qué momento del devenir histórico de su país, un tema ineludible es el de las relaciones con su vecina mayor, con España. Soares se mostraba realista en esta cuestión.

?Los dos países peninsulares, con historias paralelas pese a su especificidad, viven una nueva fase de su largo recorrido histórico. Curiosamente, España y Portugal están integradas ahora por primera vez en el mismo sistema de alianzas: CEE (Comunidad Económica Europea) y OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Esta situación nos obliga a un conocimiento recíproco más profundo, sin vivir de espaldas como tantas veces ha ocurrido.

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