OPINIóN
Actualizado 07/01/2017
Manuel Rodríguez Fraile

En un día como este, un día de y para los niños, aunque seguro que sus majestades les habrán dejado algo. Pues, decía que en un día tan especial me gustaría dejarles un pequeño cuento que, como todos los cuentos si se leen con atención, termina por hacernos reflexionar.

En un lejano país vivía un anciano que casi como única compañía tenía un loro. El animal estaba en una jaula junto a la ventana desde hacía años y allí disfrutaba feliz de su existencia.

Cierto día un amigo del anciano se presentó en su caso para ver cómo estaba y compartir un rato charlar juntos mientras disfrutaba de un agradable té. El anciano le invitó a pasar y los dos se sentaron en el salón cerca de la ventana y próximos al loro. Transcurridos algunos minutos el ave comenzó a gritar con insistencia: ¡Libertad, libertad, libertad!

El anciano, algo incómodo, le reprendió pero el loro no cesaba de pedir libertad. Durante todo el tiempo en que estuvo el invitado en la casa, el animal no dejó de reclamar libertad. Hasta tal punto era desgarrador su grito que el invitado sintió pena por el animal y turbado, apresuró su partida mientras continuaba escuchando al loro que en el interior continuaba gritando: ¡Libertad, libertad!

Pasaron algunos días y el invitado no podía dejar de pensar con compasión en el loro de su amigo. Tanto le angustiaba pensar en el sufrimiento de aquel animal que decidió hacer algo para ponerlo en libertad. Sabía cuándo su amigo salía de casa, así que decidió que aprovecharía su ausencia para liberar al animal.

Al día siguiente, espero junto a la casa a que su amigo saliera, entonces se coló en el interior y escucho de nuevo el grito del loro: ¡Libertad, libertad! Sintió compasión y acercándose a la jaula abrió la puertecilla. Entonces el loro, aterrado, se lanzó al lado opuesto de la jaula y se agarró con su pico y uñas a los barrotes negándose a salir mientras continuaba gritando: ¡Libertad, libertad!

El psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de origen alemán Erich Fromm, ya nos advirtió sobre los riesgos de ser libre en su obra "El miedo a la libertad" cuyo contenido, en mi opinión, podría resumirse en unas pocas palabras de Bernard Shaw: La libertad significa responsabilidad; por eso, la mayoría de los hombres le tienen tanto miedo. No seamos "loros". Feliz día de Reyes.

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