OPINIóN
Actualizado 07/01/2017
Toño Blázquez

Frasio fue un hombre esencialmente bueno, en el buen sentido de la palabra bueno, que decía Machado. Mi amistad con él, su esposa e hijos trata de hace años en Vitigudino. Frasio es padre del matador de toros José Ignacio Vicente Moro, Nacho para los más conocidos del mundillo. Yo viví muy de cerca los años de este novillero salmantino que tan buenas formas apuntó. Vi la presentación de Nacho en Las Ventas y, alopécico ya, un buen aficionado salió de la plaza diciendo: "el calvo es el que ha hecho el toreo". Recuerdo que se lidió una novillada "de las de Madrid" del Puerto de San Lorenzo y Nacho, con oficio pero poco toreado, encandiló al personal en su primer novillo andándole con soltura, oficio y aire de torero enterado; al día siguiente la prensa lo destacó. Frasio vivió aquellos años con ilusión y no pocos quebraderos de cabeza. Lo normal siendo padre de torero,.

Nacho comenzó a querer ser torero estando alrededor de otro matador de toros de Viti, Ricardo Sánchez Marcos. Se dedicaba a ir tras él para filmarle con una cámara. Así fue sintiendo cada vez más fuerte el gusanillo del toro. Y cuando llegaba agosto Vicente Moro, que así se ponía en los carteles andaba siempre con la inquietud de si le pondrían o no en su pueblo con cuyos organizadores tuvo siempre sus más y sus menos.

Y el padre, Frasio, siempre ahí, al quite, con su buena disposición y honradez por delante. Andarín siempre, llevaba años con la salud muy quebrantada. Ayer miércoles le enterramos en Vitigudino. Era un aficionado con conocimiento y un entrañable amigo, amistad forjada en nuestra afición por la fiesta de los toros y en los entresijos profesionales y organizativos de una época vivida con pasión e incertidumbres a partes iguales. Descansa en paz amigo.

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