Es muy extraño no encontrar un Roscón en nuestras mesas en esta fecha tan especial del día de REYES. Pues en la mía este año no estará. Esta costumbre española tan especial y dulce, no traspasa fronteras, por eso será difícil degustarlo si no se hace por elaboración propia.
Yo hoy quiero cocinar un Roscón especial con ingredientes muy comunes y fáciles de encontrar. Una medida de PACIENCIA, dos de SOLIDARIDAD, tres de TOLERANCIA y el relleno estará compuesto por gran cantidad de AMOR.
Los adornos no serán de frutas escarchadas, pero sí de dulces besos, calurosos abrazos y lluvia fina de risas.
Alrededor del Roscón se unen familias y amigos para desearse suerte. Los niños juegan a encontrar la figura oculta y los mayores a evitar la alubia que te indica que tendrás que comprar el próximo año un roscón.
Lo importante de este día tan especial, es que tanto niños como adultos, disfruten de la alegría de compartir un manjar, pero sobre todo un tiempo juntos. Para muchos los últimos minutos de unas Navidades maravillosas al lado de la familia, para otros la señal de partida hacia otros lugares, otros destinos quizá muy lejanos, pero con el sabor de esos dulces días de vacaciones.
En definitiva este ROSCÓN también será para muchas personas el último dulce que tomen antes de comenzar una dieta de adelgazamiento después de haber engordado unos cuantos kilos con las comidas de tantas fiestas. Propósito que al cabo de poco tiempo, ya nadie cumple.
Con crema, nata, chocolate o sin relleno, deseo desde estas líneas que estas fiestas Navideñas culminen de la manera más dulce con Roscón o sin el.