Que el dinero no lo es todo, estamos de acuerdo. Pero que el tener más dinero ayuda a la consecución de más cosas (entre ellas mejor vida), también resulta palmario.
Esta mañana escuchaba en la radio a un director de cine (español) que repetía las palabras de un intelectual y político suramericano que decía: que mucho más importante que el dinero es la vida. Así, de forma absoluta y categórica. Y, claro, de acuerdo, pero este es un razonamiento incompleto por simple. Es una perogrullada. Y habría que matizarlo.
Sin embargo a diario vemos por aquí y allá como ricos o medio ricos consiguen cosas y más cosas y hasta mejor calidad de vida cuando tienen más para gastar. Y eso se reconoce. Y se hace axioma fundamental de esta sociedad. Tanto es así que esta sociedad muelle que retransmite sus valores a medio mundo incita a los que están muy por debajo de ese nivel a que vengan a intentar disfrutar de esto. Así que este nuestro mundo algo tiene que atrae. Y principalmente es la posibilidad de riqueza que da opción para alcanzar otras cosas. Hasta salud (y tengo muy próximo un caso de rápida recuperación de salud por intervención a través de vías privadas eficaces y caras). Y eso, que es un hecho, es difícil de ocultar. Que no es sólo dinero, de acuerdo, pero que tenerlo ayuda, es tan impepinable como que el sol suele salir por el este.
Díganselo, si no, a quien no tiene para calefacción, quien no dispone para viajar, quien no puede elegir en los supermercados, quien siendo de facto dependiente no tiene para pagar una ayuda, quien tiene la mínima pensión para subsistencia (y más aun quien no la tiene), quien no puede masticar bien por no tener para el dentista. Y así, montones de asuntos. Claro que más abajo, en zona casi invisible para que no nos escandalicemos, los hay con infinitos problemas mucho más mayúsculos que esos enumerados. Y aún así, la vida sigue siendo mucho más importante para ellos que el dinero. Pero, caray, al menos que llegue un poco de la salpicadura dineraria de esta sociedad opulenta.