Iniciamos un nuevo año y todos nuestros mejores deseos es que por lo menos este año que comienza sea tan malo como el pasado, no peor dadas las normativas presentadas para la práctica de la pesca para este año. Decimos crisis, qué crisis cuando no hace tantos años no había ni agua corriente ni luz en las casas, las calles eran de barro y casi no había coches; la basura se recogía en un carro tirado por un caballo y al muladar; los vertidos residuales de las casas, fabricas como la de Mirat, y otras más modernas como la desaparecida azucarera, por no hablar de los mataderos tanto municipales como privados, enviaban las aguas al río que todo lo arrastraba aguas abajo. Los chavales jugábamos en la calle y plazuelas, bajábamos a la aldehuela donde la sacarenas, desagües de los mataderos, zona de los puentes, y al desaparecido barrio de Santiago, Tejares y otros muchos sitios de privilegio donde con nuestras cañas de bambú portugués, preparadas con aceite de linaza, los enchufes de empalme de latón y las anillas de cobre o aluminio, por no hablar del varal... Qué decir de los carretes y todo el material que se utilizaba y nos lo fabricábamos nosotros con plumas de cigüeña y trozos de corcho.
Eran tiempos que existían dos tipos de pescadores, el profesional que vivía de la pesca conseguida con redes, trasmallos, garlitos, nasas, reteles y otras artes tradicionales, con sus normativas y leyes; y luego estaban los de cañas o deportivos, personajes que con su sapiencia y buen hacer conseguían que tanto mayores como chavales disfrutaran de la pesca y del entorno.
Quiero destacar que a pesar de todo lo anterior, había peces, sí, había peces; también, que la variedad de especies que habitaban nuestras aguas es ahora motivo de tristeza porque desgraciadamente ya casi no queda ninguna, ni truchas ni bogas ni gallegos o cachos, ni anguilas ni cangrejos, ni pescadores tradicionales, y lo peor, ni pescadores. Por todo eso, que este año que ahora comienza lo podamos seguir disfrutando. Feliz año, salud y buena pesca.
Texto y fotos: José Ignacio Hernández