Entre 1996 y 2016 las comarcas de Alba de Tormes, Béjar, Ciudad Rodrigo, Guijuelo, Peñaranda, La Sierra, Las Villas, Ledesma y Vitigudino perdieron 31.132 habitantes
Para frenar la despoblación hace falta algo más que bonitas frases y buenas intenciones, se requiere de medidas reales y al mismo tiempo eficaces, capaces de suturar la sangría por donde se derrama la vida de los pueblos. Entre 1996 y 2016 los municipios del extrarradio del Alfoz, es decir, los pertenecientes a las comarcas de Alba de Tormes, Béjar, Ciudad Rodrigo, Guijuelo, Peñaranda, La Sierra, Las Villas, Ledesma y Vitigudino perdieron 31.132 habitantes, o lo que es lo mismo, el 17,73% de su población.
En este periodo de dos décadas, la provincia ha pasado de contar con 31 municipios de menos de 100 habitantes a tener 75. Si los municipios del extrarradio han venido perdiendo población de forma más o menos regular en este periodo, algo que desde algunas comarcas se ha venido denunciando sin demasiado éxito vistos los números, ha sido con la llegada de la crisis económica cuando el turno le llegó a Salamanca capital, y ha sido solo entonces cuando se escucharon más voces y más altas.
En la última década la capital salmantina ha perdido 14.805 habitantes, un 9,26%, una cifra similar que los municipios del extrarradio, aunque el crecimiento de las localidades del Alfoz ha amortiguado lo que sería todo un descalabro a nivel provincial. El movimiento migratorio interprovincial a favor de Santa Marta de Tormes, Carbajosa de la Sagrada, Villamayor de Armuña, Doñinos de Salamanca, Villares de la Reina, Castellanos de Moriscos, Cabrerizos, Aldeatejada y Carrascal de Barregas, con un aumento de 12.549 habitantes ?un 36,84% más que en 2006?, diluye en parte lo sucedido en el resto de la provincia y en la capital.
De este modo, el Alfoz logra maquillar los datos que arroja Salamanca capital y el resto de municipios, dejando una pérdida poblacional de 17.125 personas entre 2015 y 2016, es decir, un -4,84%. Pero lo peor es que la tendencia hacia la disminución de población no solo se mantiene sino que aumenta, pues en el último año de la muestra la provincia perdió 3.410 personas, un 1% de su población, tras pasar de 339.395 habitantes en 2015 a los 335.985 de 2016.
Curiosamente, los municipios del extrarradio perdieron menos habitantes en esta segunda década que en la comprendida entre 1996-2006. De este último año hasta 2016 la pérdida poblacional fue de 14.869 personas (-9,33%) frente a las 16.263 de la primera década.
Escasez de oportunidades
La escasez de oportunidades en el mundo laboral, especialmente para la mujer, es la principal causa del descenso poblacional en el medio rural. La atención geriátrica y el empleo en pequeños comercios o supermercados son la salida laboral más frecuente para las mujeres que viven en los municipios del extrarradio.
Como han demostrado varios estudios sociológicos, aquellas mujeres que están en posesión de estudios superiores e incluso de otras ramas de formación profesional relacionadas con la geriatría, lo tienen francamente difícil para encontrar un empleo en los municipios donde han nacido y crecido.
Y de esta circunstancia sobreviene una buena parte de la huida de muchos varones que incluso con una baja formación optan por hacerse un sitio en la ciudad, bien en la construcción o en el sector servicios.
La Diputación aprueba varias medidas para frenar la despoblación
A finales de diciembre la Diputación aprobaba por unanimidad varias propuestas del Grupo Socialista que tenían como objetivo frenar la pérdida de población en los núcleos rurales. La primera de ellas era instar al Gobierno central para que permita a los ayuntamientos reinvertir el superávit de 2016 en el próximo ejercicio, suprimiendo de esta manera el techo de gasto que establece la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera.
Asimismo, se aprobaba otra propuesta para instar a la Junta a que realice mayores inversiones en aquellas comarcas más deprimidas. También, los cuatro grupos con representación en la institución provincial aprobaban solicitar al Ejecutivo de Mariano Rajoy un sistema eficiente para sustitución de secretarios-interventores, a la vez que la Diputación se comprometía a reforzar las contrataciones para atender las necesidades actuales y que están llevando a varios municipios a una situación de letargo con un grave perjuicio para sus vecinos.