OPINIóN
Actualizado 30/12/2016
Juan Robles

Tiempo de balance y tiempo de presupuestos. Del año 2016 habría muchas cosas para poner de relieve. Incluso empezando por tener en cuenta que se trata de un año bisiesto. Y como se decía en mi pueblo cuando yo era pequeño: "En año bisiesto, pocos pollos en el cesto". Y, de hecho, se nos ha ido mucha gente. Incluso en nuestra Residencia Diocesana nos han dejado este año nada menos que cinco sacerdotes, alguno tan conocido como Marcelino Legido o Moisés Sánchez Ramos, delegado diocesano para Caritas. Legido fue un notable profesor de filosofía y teología, y formador de sacerdotes, aunque dedicó su vida humildemente al servicio del mundo rural.

También nos han dejado un buen número de cantantes, de actores y directores de teatro y de cine, políticos, etc. Entre ellos, como el más significativo, el comandante Fidel, eterno jefe supremo de Cuba.

Incluso en la carretera ha crecido el número de los que han caído y han acabado con sus vidas. Y también han sido notables los accidentes de aviación con gran número de viajeros que terminaron en muerte prácticamente total, como el avión de Bolivia que trasportaba al equipo de fútbol brasileño, o el del tupolev que causó la muerte a la totalidad de sus ocupantes, en su mayoría miembros del coro musical del ejército ruso.

No digamos nada de la cantidad de atentados de muerte, tanto en ambiente civil, como es el caso de Venezuela, el segundo país mundial donde más asesinatos se han cometido, como en ambientes de guerra, léase Siria, o los múltiples atentados significativos que han tenido lugar, entre otros países, en Francia y en Alemania, por limitarnos a los de Europa.

Aún podríamos añadir los violentos y mortales terremotos de Italia, o las recientes crecidas e inundaciones debidas a trombas de agua en las costas de levante en España. Y, si queremos, podemos terminar con el creciente número de personas ahogadas en las aguas del Mediterráneo intentando llegar al paraíso europeo.

En otro orden de cosas, no deberíamos olvidar un hecho tan significativos como el famoso Brexit, que avocaba a la Gran Bretaña a abandonar la Comunidad Europea, o el triunfo inesperado de Donald Trump, que tantas incertidumbres y temores está produciendo.

Quizá en plan positivo haya que referirse al acuerdo de paz en Colombia entre las FARC y el gobierno. No así en el intento imposible de llegar a un acuerdo en Venezuela entre el grupo gobernante y el conjunto cada vez más potente de la oposición.

En España, después de largos tiempos con vacío de gobierno, incluidas tres llamadas a las urnas, se logró formar el único y débil gobierno posible presidido por el continuista Rajoy.

Y aquí ya podemos entrar en acontecimientos previsibles para el año entrante 2017. Porque aquí tenemos precisamente el desafío de la confección y aprobación de los necesarios presupuestos. Que, en caso de no aprobarse, podrían llevarnos a una nueva convocatoria de elecciones allá por la primavera.

Y tenemos también el reto del desafío separatista de Cataluña y la amenaza de los partidos emergentes, como Podemos, que no sabemos a dónde nos pueden llevar desde sus concepciones populistas y antisistema.

¿Será posible salir adelante con el proyecto europeo, ante las amenazas populistas y segregacionistas de partidos amenazodores de ultraderecha? De hecho, habrá elecciones significativas en varios países fundamento de la unidad de Europa, como Francia o Alemania. ¿Se responderá también con coherencia a los retos de la multitud de refugiados que llegan a nuestras costas y se amontonan, de momento, en condiciones bastante indignantes en el interior de Turquía, de Grecia o de Italia?

Tampoco será fácil resolver los retos y las amenazas que siguen presentes en Oriente Próximo y en Oriente Medio. Acaba de llegar al máximo de tensión el caso de Israel en su relación con los palestinos, con Irán y los demás países de su entorno. Sin que sepamos hasta dónde llegarán las consecuencias de la condena de las Naciones Unidas a través de su Consejo de Seguridad, presidido precisamente por España, sobre los asentamientos en el este de Jerusalén y en Cisjordania, que entorpecen y retrasan el entendimiento con el posible estado palestino.

En la diócesis de Salamanca, 2016 ha sido el año de la Asamblea Diocesana. Y el 2017 nos reta a poner en práctica las 90 propuestas de dicha Asamblea. Un largo camino nos espera.

¿Más retos para el año que viene? Cada uno podrá añadir otras muchas amenazas o temores, que no pueden, desde luego, reducirse a los riesgos yihadistas, aunque previsiblemente nos darán bastantes más sustos en el año que comienza. Deseémonos un feliz año, que los hechos se encargarán ya de enturbiarlo y de rebajar nuestras ilusiones.

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