Cada vez que finaliza un año hacemos memoria y recordamos los mejores momentos y los que no han sido tan buenos. Hacemos balance, los ponemos en los platillos de la balanza y observamos hacia donde se inclina. En la mía pesan más las experiencias positivas.
Me suele gustar hacer un repaso a todas las fotos guardadas y observo los instantes de felicidad vividos al lado de familiares y buenos amigos. Este ejercicio es excelente para recordar que lo verdaderamente importante es lo que vivimos, como lo vivimos y con quien.
Al platillo de la balanza que menos pesa, el de los tiempos difíciles y dolorosos, le doy la vuelta y lo vacío en la bolsa del pasado.
Comienza un nuevo año, el 2017 y todas las personas hacemos grandes propósitos para los 365 días que quedan por delante. Programamos nuevos proyectos, la mayoría de ellos inalcanzables por la falta de constancia.
Para este nuevo año solamente tengo un deseo: ser feliz cada minuto de las veinticuatro horas de todos los días que componen el año. Lo importante es disfrutar el momento con las circunstancias que nos toque, mantener una actitud positiva que nos transmita paz, tranquilidad y alegría.
Cuando los nubarrones y tormentas pasen por nuestro lado, mantendremos la fe, el temporal pasará y dejará claridad y aire limpio que refrescará nuestro cuerpo y nuestra alma.
Desde estas líneas agradezco a todas las personas que disfrutaron a mi lado y las que supieron acompañarme en los momentos más duros, a todas mis mejores deseos para el año que comienza.
¡FELIZ 2017!