OPINIóN
Actualizado 29/12/2016
Redacción

Supongo que los globos luminosos que adornan nuestras ciudades y pueblos en la Navidad se debe a eso de la globalización. Esa palabra que con tanta frecuencia se pronuncia y tan pocas veces es una realidad, yo creo, a no ser para cuestiones de dinero, es decir para que los que lo tienen los extiendan y lo aumenten en todas partes en negocios multinacionales para que también la miseria se globalice. Debería significar y eso parecía al principio, cuando nació, que el mundo es uno solo y que todos los humanos somos iguales y tenemos los mismos derechos y los mismos deberes. Pero la realidad es que somos distintos y unos tienen muchos más derechos y menos deberes que otros, y unos son mucho más ricos que otros, y estos últimos son la gran mayoría, los que no tienen nada. Y unos poseen las armas y las prueban para ver qué tal matan y otros son masacrados sin piedad por los que tienen las armas. Pero parece que ahora en la Navidad globalización quiere decir también proliferación de globos, algunos grandes, como el que han puesto en nuestra Plaza Mayor, en el centro, donde antes se ponía en estas fiestas de Navidad un Belén o un abeto navideño, aunque fuera importado del Norte. Bueno, la verdad es que el otro día pasé por un pueblo donde entre las figuras luminosas colgadas en las calles aparecía un camello y algunas estrellas. Algo es algo, mantener la ilusión a los niños de que los regalos se los trae no solo el Papá Noel o Santa Claus, sino los Reyes magos, incluso las Reinas magas, a través del desierto, cuando vienen a ofrecer oro, incienso y mirra al Niño de Belén.

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