OPINIóN
Actualizado 19/12/2016
Redacción
Son tantos los monumentos y tan corto el interés -también los dineros no lo niego- que la imagen de algunas de nuestras hermosuras sufre la dejadez de los que deben y tienen la obligación de preocuparse un poco más por nuestra patrimonio, por la monumentalidad de esta Salamanca que en ocasiones pienso que no nos merecemos. Vean el bello edificio de Las Claras, tapada nuestra hermosa piedra "fregadera" por pegotes de cemento, algo parecido a lo que sucede en la iglesia de Santa María de los Caballeros, en las Úrsulas, en horrendo estado y que en tantas ocasiones hemos denunciado.
Y miren que no es nada complicado, ni tan caro por pocos euros que tengamos, no es tan difícil, digo, mandar allí a un maestro cantero, que los hay, provisto de maza y cincel para que haga desaparecer "la cementada" y devolverle el esplendor que nuestra inigualable piedra de Villamayor le otorga a todos nuestros monumentos, convirtiendo a esta ciudad en única. Y a proseguir a lo largo y ancho de la ciudad, que el artista tendría trabajo para unos años.
Hasta podríamos pensar, si es que no existe, en crear una plaza de Maestro Cantero para estas pequeñeces. Por oposición, naturalmente.
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