Lo dijo ya el romano Plauto en su comedia Asinaria y lo repitió y lo hizo proverbial el inglés Thomas Hobbes: homo homini lupus; que traduzco aunque en latín es más rotundo: El hombre es un lobo para el hombre. Hobbes era un filósofo pesimista, especialmente en esta afirmación; pero otra cosa es que, sin ser pesimistas, si miramos el lado oscuro de la naturaleza humana y sus reacciones en estos momentos históricos, como en otros anteriores, que se hace patente no sólo en la cruda realidad, sino hasta en la ficción y en lo que llamamos arte, le demos la razón. La ficción y el arte se nos presentan hoy insistentemente en la tele y en otros medios de comunicación. Cuando zapeo en la tele a ver si por casualidad encuentro algo digerible, de tele en tele, cuando no aparece un cañón de fusil apuntando, o una pistola de policía o de mafioso o de terrorista, aparece una cabeza ensangrentada, o un muerto que sacan de unas ruinas de un edificio derrumbado por una bomba; y hasta en los mejores programas de cine del Oeste americano hay un texano que cae ante el mejor revólver de un vaquero. Y uno se pregunta por qué en la televisión hay tanta violencia contra el ser humano del mismo género o del otro género. Espero que alguien haga una estadística para confirmar que la palabra "violencia", o alguno de sus sinónimos, terrorismo, guerra, u otra cualquiera que significa un tipo de violencia o agresión concreta y específica, es la más usada; las palabras son el signo de la realidad. Y los de la tele me dirán que "es lo que hay". Pero yo me pregunto si por esos medios no estaremos sembrando, es decir enseñando o educando en la violencia, aunque digamos que la rechazamos. Es que la naturaleza humana es enigmática y puede ser que goce no sólo con la "guerra de los mundos" sino también con las peleas entre los cocineros de los programas de comidistas que están en todo momento en la pantalla. Y es que la violencia también se aprende. Es el morbo.