El objetivo de la propuesta es que la especie pueda gestionarse con mayor flexibilidad y eficacia ante el aumento de sus poblaciones y, como consecuencia, los daños a la ganadería
El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ha mantenido una reunión con representantes de las organizaciones profesionales agrarias (Opas) para abordar aspectos relacionados con la problemática del lobo. De común acuerdo, han decidido exponer a la titular del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que solicite a la Unión Europa el cambio de régimen del lobo al sur del Duero de manera que esta especie pase de estar estrictamente protegida a ser gestionable.
El objetivo de la propuesta es que la especie pueda gestionarse con mayor flexibilidad y eficacia. Para ello, se van a analizar los parámetros que más afectan a la gestión de la especie: en primer lugar, la consideración del estado de la conservación, que permita dar respuesta a los compromisos de la Directiva Hábitat; en segundo lugar, la forma de planificar las actuaciones con el fin de mantener las poblaciones en un estado de conservación favorable y con unos daños a la ganadería mínimos y, en tercer lugar, se modificaría la forma de realizar los controles o aprovechamientos de la especie.
En este último punto, el consejero se comprometió a indemnizar los daños, es decir, serán abonados por la Junta de Castilla y León por un sistema como el implantado a día de hoy. Asimismo, Suárez-Quiñones ha recordado el buen funcionamiento del nuevo seguro que se puso en marcha el pasado 1 de junio, con el que el plazo de pago de las indemnizaciones que la Consejería de Fomento y Medio Ambiente da a los ganaderos por los daños causados por esta especie al sur del Duero ha pasado de cerca de un año a 17 días.
También se fijarían unos cupos de extracción sostenible. La finalidad de este cupo, que se fijará en función del estado de las poblaciones de lobos, será ayudar a prevenir los daños sin esperar a que se den. Estos controles serían llevados bajo el mando de la Administración a través del personal de campo, los técnicos y agentes medioambientales, en su caso con la ayuda de cazadores con la titularidad cinegética de los terrenos donde se haya establecido el cupo y los ganaderos y propietarios afectados por los daños del lobo ?siempre que cumplan unos conocimientos mínimos en las técnicas de caza.