Sostiene Ernesto que el sentido común tendría que formar parte del currículum de las Enseñanzas Primaria y Secundaria, y no dejarlo al determinismo de la genética, ni al azar del ambiente, porque de otra forma seguirá siendo el menos común de los sentidos.
-Imagine?, sería un punto de honor para el país, amén de otros beneficios ?apostilla.
-No termino de verlo ?le provoco-, si usted lo dice?
-Lo digo y lo mantengo ?replica con seguridad-. El sentido común es la esencia del razonamiento y de la empatía. Si nuestros políticos disfrutaran de él, los pactos serían moneda corriente; los jóvenes usarían preservativos en las relaciones sexuales; los conductores no beberían alcohol ni tomarían drogas; los ciudadanos no ensuciarían las ciudades por el coste de su limpieza; los cargos electos no admitirían sobornos porque les denigra a ellos y al pueblo que representan; y las gentes sabrían: que la violencia sólo engendra violencia y temores; que la Justicia no debe ser ni ciega, ni sorda, ni muda; que la cultura da profundidad a la vida; que la solidaridad engrandece al que la ejerce; que la humildad ensalza a los hombres; que la honradez es el fuero de la conciencia; que el amor rinde el albedrío; que se cogen más moscas con miel que con hiel; que la envidia es patrimonio de las almas ruines; que la tolerancia es una calle de dos direcciones; que las minorías son la opulencia de las naciones; que tu libre albedrío termina donde empieza el de los demás; que la avaricia define a los pobres de espíritu; que no puedes gastar más de lo que tienes sino quieres hipotecar tu libertad, y desde luego serían inútiles los carteles anunciando ¡Peligro! en las vías del ferrocarril, en los precipicios, en las torres de alta tensión?