Por mucha sequedad que haya en los manantiales infortunados de la vida; por grande que sea el desconsuelo de la frustración; por extenso el desamor; y desesperanzado el porvenir que espera, siempre
habrá un verso suelto en el reverso de cada hoja otoñal derramando mansamente nostalgia redentora, un pentagrama dispuesto a despertar el alma y una vela de adviento absolviendo las tribulaciones.