OPINIóN
Actualizado 02/12/2016
María García

"La observación indica cómo está el paciente; la reflexión indica qué hay que hacer; la destreza práctica indica cómo hay que hacerlo. La formación y la experiencia son necesarias para saber cómo observar y qué observar; cómo pensar y qué pensar". (Nightingale, 1882).

Los protocolos son documentos de trabajo, elaborados por profesionales que recogen y describen un conjunto de actividades y acciones que deben realizarse en determinadas situaciones. Se basan en la evidencia científica y se adaptan a los recursos disponibles. La unificación de criterios es muy importante porque nos va a facilitar, no solo nuestro trabajo y la calidad que prestamos, sino la justificación de nuestra actuación desde un punto de vista legar. Como todos los problemas de salud se puede protocolizar, en la mayoría de Centros Sanitarios de nuestro país se establecieron nuevas formas de trabajo a través de protocolos para regular la actividad diaria de los profesionales sanitarios, aunque, si bien es cierto que en muchos casos no se utilizan, bien sea por falta de actualización y evaluación de los protocolos existentes o bien por los recortes que han afectado tan gravemente a las condiciones de trabajo.

Nuestros gestores han instalado la precariedad normalizada en la sanidad pública quemando a buenos profesionales y haciéndolos retroceder a tiempos pasados. Es difícil implicarlos en el diseño de nuevos protocolos cuando hay tanta incertidumbre e inestabilidad en el sector; cuando no se respetan carteleras y se modifican de un día para otro; cuando no se adjudica una unidad fija a muchos trabajadores, un día están en una planta con enfermos de diversas patologías, al siguiente en urgencias y al otro en hemodiálisis; cuando da los mismo si tienen formación específica de la unidad donde se te adjudica, exponiendo al personal a cometer errores que pueden ocasionar consecuencias muy graves, y si a esto le sumamos los horarios rotativos, un día de mañana, dos de tarde, otro de noche sin ningún criterio racional, se está complicando la vida social-familiar y el biorritmo de las personas, pudiendo llegar a situaciones muy graves para la seguridad del paciente y del propio trabajador.

Esta improvisación se viene repitiendo demasiado en los últimos años en nuestros centros sanitarios y ello es imputable a nuestros responsables sanitarios que en vez de facilitar la normalización de la práctica profesional para mejorar la calidad de los servicios prestados pierden el tiempo improvisando sobre la marcha con tácticas maquiavélicas. La inexistencia de protocolos convenientemente actualizados y evaluados provoca que cada profesional trabaje de una manera, en muchos casos, más insegura, ineficaz y de menor calidad. Es triste pensar que teniendo una herramienta tan importante como son los protocolos, los responsables sanitarios no los faciliten y potencien.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Protocolos