Cada día estoy más convencida de que el derecho a la libertad de expresión de nuestro pensamiento es una gran mentira, o una verdad atada, que para el caso es lo mismo. Exponer públicamente lo que opinamos se convierte en un riesgo del que tenemos que asumir las consecuencias, no siempre asumibles, y ello implica que esa libertad no es tal.
Reducido esto a la parcela en que desarrollamos nuestro día a día, es donde podemos darnos cuenta de las grandes limitaciones que oprimen, no ya nuestras libertades, sino hasta nuestras más simples opiniones.
Y en esa parcela individual es donde muchos me dais miedo.
Me dais miedo los que no aceptáis que no se piense como vosotros, los que os creéis que sois dueños de la verdad y de la razón absolutas, los que calificáis de ignorantes e incultos a los que opinan distinto.
Da miedo tener que dudar entre manifestarse como se es o callarse para no sentirse apartado, sobre todo en el reducido entorno de la comunidad en que se habita.
A mí me educaron en el respeto. Ese respeto me permite tener a mi alrededor personas de cualquier tendencia política, cultural, religiosa o social, sin que ello me cause problema alguno. Todo lo contrario, me enriquecen, y hasta a veces he cambiado de opinión en conceptos que creía tener claros y que luego vi que no lo eran tánto.
No soy activista de nada, no me he encuadrado públicamente nunca en nada, cojo de aquí y de allá lo que me parece que va de acuerdo con mi conciencia o simplemente con mi forma de pensar, Suelo leer información de todos los lados en un intento de ser objetiva, porque la información es la base de la formación.
Solo alguna vez he dado mi opinión sobre algo personal, ¿ y para qué?
No hablo ni escribo para pelear, ni para imponer, ni, por supuesto, para ofender a nadie. Soy una diminuta mota de polvo sin transcendencia más allá de unos metros que son los que forman mi entorno. Y sin embargo me siento oprimida. Es más, me siento perjudicada. Porque por atreverme a dar mi simple opinión, algunos me dan la espalda.
Esos sois los que me dais miedo.