El constante crecimiento de las bodegas en variedades es reflejo del éxito de los caldos producidos en la Sierra de Francia
Nuevos blancos, rosados y tintos selectos, un aumento de la producción y fronteras que se expanden hasta Estados Unidos y Japón, junto con una constante gran calidad de los vinos producidos son el mejor resumen de la presentación de la añada en sociedad de la Denominación de Origen Protegida Sierra de Salamanca.
El acto de presentación, como ya es tradición, tuvo lugar en el Palacio de Figueroa en pleno centro de la capital salmantina. Las diferentes bodegas integrantes de la Denominación y varias firmas de productos artesanos ofrecieron al público una experiencia gastronómica de primer nivel. Cientos de personas disfrutaron de las novedades y el excelente sabor de los caldos producidos.
Antes de comenzar con la cata, los presentes escucharon las palabras de los responsables de la Denominación. El presidente, Agustín Maillo, destacó la labor de todas las bodegas y los trabajadores que apuestan por un producto de calidad. Dio la bienvenida a las nuevas incorporaciones y celebró la creación de nuevas modalidades de vino. También tuvo palabras de agradecimiento para la Cooperativa de San Esteban, que fue el germen de lo que hoy es la Denominación de Origen Protegida Sierra de Salamanca. Por su parte, Miquel Udina, director técnico de la DOP, dirigió unas palabras a los presentes en los que destacó las características de la uva y los vinos producidos, obteniéndose muy buenas calificiones en la Guía Peñín, el manual de referencia de los amantes del vino en España. El turno de discursos lo cerró Cristina Díaz, presidenta de la Asociación de Enfermedades Raras, asociación a la que se dirigen los esfuerzos solidarios de la Denominación. Díaz reivindicó un lugar en la sociedad para las enfermedades raras, para que la el público las tenga en consideración y conozca multitud de dolencias que contempla esta organización no gubernamental.
Las bodegas atrajeron rápidamente la atención del público una vez comenzaron a servirse los caldos. Bodegas Rochal, de Santibañez de la Sierra, es una de las bodegas que está en proceso de ampliar sus productos. Su enólogo, Rubén Sanz, destacó que la elección meticulosa de las uvas y un proceso artesanal son clave en la producción de buen vino: "La clave es respetar la uva, que procede de viñedos antiguos, plantados en bancales, costosos de trabajar, pero que produce una uva con mucha personalidad. Las particularidades muy delicada, oxidativa, pero que si se trabaja bien da unos aromas muy finos, muy elegantes con tono a frambuesa muy sabroso. Si se trata de forma suave para extraer esas características. Este año estamos trabajando en una nueva modalidad, que estará lista para la próxima añada, se trata del Calixto Volosea, que procede de viñas de rufete muy seleccionadas que darán un vino con toquecito de madera pero con gran presencia de las características frutales de la uva".
Por su parte, la Cooperativa de San Esteban de la Sierra sigue siendo uno de los pilares de la Denominación. Su producto estrella, el Tiriñuelo sigue atrayendo la atención de los amantes del buen vino. Desde la bodega señalan que ha sido un año abundante, con pocas lluvias y poco alcohólico, con una muy buena acidez y un gran cuerpo que compensa la falta de alcohol. En cuanto a novedades, este año están elaborando un vino blanco en variedad Verdejo y Palomino que son una nueva apuesta, junto con un vino de autor, procedente de racimos completos y hielo seco, en una elaboración muy compleja que estará listo en unos años.
En Bodegas Cuarta Generación, de Sotoserrano, señalan que el año poco lluvioso ha impedido que el producto llegue a la excelencia máxima, pero que sin embargo se ha conseguido una uva de gran calidad que dejará vinos muy buenos. Todo ello para una trayectoria siempre ascendente que les ha llevado a exportar 2.000 botellas a Japón.
La Compañía de Vinos La Zorra, ubicada en Mogarraz, también apuesta por la ampliación de catálogo. Durante este año ya se han puesto a la venta dos nuevas variedades, una nueva marca llamada La Moza, que es un rufete procedente de suelo 100 % de pizarra y por otro lado, se ha producido un vino de variedad garnacha en exclusiva, cuya producción al completo se ha vendido a Estados Unidos. Este año están produciendo el primer rosado de la Denominación que es un 100 % rufete.
Las bodegas Viñas del Cámbrico, de Villanueva del Conde, se caracteriza por su tratamiento ecológico del vino. Sus caldos proceden de uva tempranillo en modalidad aragonesa y el calabrés, un tipo de garnacha. El cultivo se realiza en bancales y la selección de cada viña se destina a un vino distinto.
Desde Vinos Don Celestino, una de las nuevas bodegas incorporadas a la Denominación y la más pequeña de todas, indican que la añada ha sido un año de pocas lluvias y la estimación es que será un buen año de producción. Con menos de 5.000 botellas al año, garantizan el mimo por el producto y una tratamiento selecto en la producción.
Viñedo Corneana apuesta por el minimalismo, siendo el viñedo más pequeño de la denominación, con una producción de 1.200 botellas de un vino muy selecto envejecido en barrica.
Para vinos Perahigos ha sido un año de gran recolección, y de aumento de la producción. Firma de San Esteban, se encuentra en plena expansión y que producirá de cinco a seis variedades en un futuro próximo.
No faltan tampoco los vinos con sabor a la Sierra de Francia, como el Tragaldabas 2015, que proviene de viñedos de tres pueblos distintos: Miranda del Castañar con suelo de arena, Garcibuey con suelo de pizarra y Molinillo con suelo corneana. Una interesante mezcla de sabores que pretende aunar el espiritú de toda la sierra. En un futuro se producirán vinos específicos de cada uno de los tres viñedos.