Poner calificativos a algo o alguien siempre es relativo. Hablar de buena educación es además personal, propio y singular aunque evidentemente hay valores y factores que han de ser o deberían ser comunes. La buena educación tiene una respuesta u otra depende de dónde se pregunte (geográficamente) o quien responda ( diferentes creencias, sociales, políticas o religiosas) aunque como decía anteriormente nos tenemos que poner de acuerdo en cuáles son las características mínimas que debe de tener la buena educación en el momento actual.
Los investigadores en la tarea educativa mencionan, una y otra vez, como fundamentos de la buena formación para este siglo en "4FHD y 3.0" : la disciplina, el trabajo duro y la exigencia. Este retorno a lo fundamental sin dejar de lado el desarrollo emocional no se trata de una modernización del modelo de Lancaster, es la realidad en la que nos encontramos, a la que el túnel nos ha llevado.
De la educación recia, intransigente, inflexible de principios y mediados del siglo pasado, hemos pasado al niño déspota, avasallador, brutal, sátrapa de finales de siglo XX y actual. Y ahora queremos llegar a un punto intermedio, en el que se reconozca la importancia de dirigir el proceso entre padres y escuela, establecer una mínima disciplina, normas de conducta y a la vez resaltar el amor, la tolerancia y el respeto.
Y una vez comenzado el camino, nos encontramos casi siempre con piedras que dificultan su tránsito: padres que ven una dicotomía adulterada entre la obligación y la felicidad. Creen que ser felices no puede ir de la mano con ejercer el mínimo esfuerzo. Evidentemente y me aferro a mi experiencia en varios ámbitos, el "sufrimiento" que le ahorran a sus vástagos en sus primeros escalones, la vida se los cobra al final de la escalera.
Los padres hoy día sienten una "especial" y personal preocupación por la educación de sus hijos y además gozan de muchos medios para estar informados, pero la realidad es que nunca han estado más despistados.
Aunque cueste asumirlo, la educación de nuestros hijos comienza desde el momento que rompen el saco amniótico. Prueba de ello es que cuando se sigue la moda, que el recién nacido desarrolle sus funciones vitales a demanda, los padres se convierten en esclavos de sus continuas exigencias. ¡Han acostumbrado al pequeño que sea él quien lleve las riendas y sus padres dóciles corceles o, lo que es peor, mulas de carga! Es importantísimo poner límites y saber decir no en el momento adecuado. Así, sus emociones, como los músculos de un deportista, se irán entrenando y evitaremos adolescentes y adultos desgraciados.
De hecho, niños y adolescentes no saben cómo enfrentarse ante la realidad que les rodea en su día a día porque siempre han hecho todo como y cuando han considerado, no saben reaccionar ante la primera y mínima dificultad que se encuentran. No saben comunicarse y buscan el aislamiento del mundo virtual. Se crean personas inseguras, manipulables, no son dueños de sus emociones pues no aprendieron a controlarlas, a convivir con ellas.
La base de la buena educación es en esencia moral, pues tratamos o deberíamos tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros.
Y de todos aquellos polvos, han llegado estos lodos que tenemos que ver,sentir y sufrir demasiado a menudo.
Por todo lo que veo, y por todo lo que no quiero ver , cuando los electos no participan en saludos protocolarios, cuando se presentan como aire fresco como si eso tuviese algo que ver con el climalit? ; Se puede ser único, se puede ser revolucionario desde la educación , ahí tienen a Lenin con traje completo, flor en el ojal y agradeciendo la creencia en sus victorias.
Decía Bismarck que incluso en una declaración de guerra deben observarse las reglas de urbanidad.
La infección del "herpes zóster" de la mímica de los "escogidos", es una carrera sin fin que ya no es noticia sino un gran síntoma de mala educación. ¡Aburren! Y lo que es peor confunden a los hordas procariotas que transportan virus oncogénicos.
La educación , como el trabajo o el esfuerzo no está reñida con ser antisistema, ni en el congreso, ni en la escuela, ni en la vida; pero la exigua educación puede terminar siendo taxonómica.