"Un autor que busca la voz de la música cotidiana, de los trabajos y de los días, de las tragedias de lo diario, de la retórica de lo que no es banal aunque lo parezca"
Las paredes de la Sala de la Palabra tienen ecos de poesía. Sin embargo, esta tarde lluviosa del 23 de noviembre huele a cuento, deja espacio al relato que retrata y relata la vida cotidiana. Miguel Ángel Malo, profesor de Economía del Trabajo no es solo un reputado docente universitario, un experto que ha trabajado en Boston y Ginebra y coordinado numerosas publicaciones especializadas. También es un narrador de cuentos que, desde la adolescencia, ha sentido la magia del relato como una constante con la que comprende la vida y nos la hace comprender a los lectores. Lectores que, gracias a sus publicaciones en SALAMANCArtv AL DÍA, han recuperado el gusto por leer cuentos en las páginas de un periódico, disfrutan de este breve arte de la sugerencia.
Publicado por la Editorial Nazarí, el proyecto de Juan Pelegrina y Alejandro Santiago, este hermoso libro titulado 'Los trigos tan azules', es un coro de voces y ecos tanto femeninos como masculinos, recorrido vital por la vida concreta de un autor que sabe manejar a la perfección el dato, la mirada real, el detalle significativo? sin evitar, con una inmensa sensibilidad, esa poesía que nos devuelve imágenes y metáforas de una enorme originalidad, de una sorprendente belleza.
Juan Pelegrina, uno de los artífices de este hermoso proyecto editorial granadino, insistió en la necesidad de reivindicar el cuento como Una forma de escritura que tiene futuro, que debe ser bien escrito, bien editado y que debe promocionarse bien. Para Peregrina, la palabra es la llave que abre la puerta a la imaginación ?el símbolo de su valiente proyecto editorial es una llave, la llave de la ciudad nazarí de Granada- y una defensa contra el pensamiento único. Sus palabras fueron ratificadas por Miguel Ángel Malo, quien reconoció en el cuento El uso más natural de la palabra. Nos enseñan las cosas a través de la palabra, es un ejemplo y un medio para revivir las cosas.
El discurso y el decurso de la vida ?infancia, adolescencia, juventud y vejez- transcurren como un hilo sólido a lo largo de las páginas de este libro donde se alterna el talento de la sugerencia, la imagen evocadora, la elisión, con el más crudo de los realismos. Cada relato, con su longitud variable, su música esencial, tiene un tono diferente, una voz propia en la que destacan los dedicados a la senectud, de una suave matización otoñal no exenta de desesperación y de serena angustia. La materia de la vida en Miguel Ángel Malo está relatada con la mayor de las delicadezas, con la más cruel de las sordideces, pero siempre sin estridencias, como es este hombre sabio, como es este relator modesto que observa la vida, que se debe a la forma sin olvidar la empatía con el otro, porque su labor como escritor es observar al otro, entenderlo, asimilarlo, mostrarlo. Como bien afirmó el autor su materia es la vida, los cambios que se producen en las cosas, las emociones que surgen de los conflictos y la verdad de esa vida llena de memoria.
Memoria que, para el autor, necesita el relato Afirmo la búsqueda de la intensidad, que no sobre nada en los textos porque ya sabemos que la novela es un proceso y el cuento es un instante que lo ilumina todo. En ese sentido se parece a la poesía, es emoción pura, y a mí me interesan mucho las emociones. Emociones que compartió con el público leyendo, como un excelente relator oral que es, varios de sus relatos más breves, en medio de un silencio hermoso e intenso.
Miguel Ángel Malo es un autor que busca la voz de la música cotidiana, de los trabajos y de los días, de las tragedias de lo diario, de la retórica de lo que no es banal aunque lo parezca. Tiene una mirada acostumbrada al dato, al número, a las columnas del debe y el haber y sin embargo, la sensibilidad para transmitir, por escrito y oralmente, la magia contenida del relato. La suya es la pericia de un observador siempre atento a lo que relata, siempre sensible a la tristeza que nos empapa. Por eso sus cuentos son pura vida, retazos de piel, de voz, de experiencia entregada. Por eso le leemos en la página del diario, porque es un diario relatar de lo concreto. Eso de lo que estamos hechos todos.
Charo Alonso