OPINIóN
Actualizado 23/11/2016
Redacción

En ese trance circense anda el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, quien hoy es el anfitrión del rey Felipe y de toda la comitiva que acompañará al monarca en su visita a las nuevas instalaciones de la empresa Riofrío.

Lacalle se encuentra actualmente amenazado por una hipotética moción de censura que están negociando los tres grupos de oposición: PSOE, Imagina Burgos y Ciudadanos. Una negociación a tres bandas harto difícil de que prospere, habida cuenta de que la coalición Imagina es la franquicia municipal de Podemos, al punto de que su portavoz y otros dos concejales acaban de ser elegidos miembros del Consejo Ciudadano local del partido de los círculos.

Aunque el minarete de Ciudadanos en Castilla y León, también conocido como "la banda de los cuatro", ha autorizado a su grupo municipal en Burgos la negociación abierta con las dos fuerzas de la izquierda, está claro que la sangre no llegará al Arlanzón. Entre otras cosas porque ese acuerdo tripartito tendría que obtener el visto bueno de la dirección nacional del partido naranja, resultando de todo punto inimaginable que Albert Rivera bendiga una alianza con PSOE y Podemos para desalojar al PP de una Alcaldía de la importancia de la de Burgos.

Esta es la red que salva a Lacalle, quien ya sobrevivió en su día al conflicto de Gamonal. No obstante las nulas posibilidades de ese acuerdo tripartito , el que ha vuelto a perder una gran oportunidad de callarse ha sido el presidente provincial del PP, César Rico. Al calificar la hipotética moción como "una deslealtad del PSOE con el PP y con la ciudad", Rico ha conseguido soliviantar a los socialistas, gracias a cuya abstención Lacalle consiguió sacar adelante el Presupuesto municipal de 2016."Siempre habla aquel que tiene mas que callar", ha contestado el socialista Antonio Fernández Santos.

El presidente provincial del PP, a la sazón senador, no caído en la cuenta de que, una vez que la moción de censura quede en agua de borrajas, el alcalde Lacalle seguirá necesitando al PSOE para aprobar el Presupuesto de 2017, que de hecho ambos grupos estaban negociando cuando ha irrumpido en escena Ciudadanos con su canto de sirena. Con lo cual el muy torpe de Rico no ha hecho otra cosa que encarecer el precio que tendrá que pagar el PP para mantener la gobernabilidad del consistorio burgalés.

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