OPINIóN
Actualizado 19/11/2016
Tomás González Blázquez

Los partidos de liga que se juegan en noviembre, en apariencia, no resultan decisivos para la clasificación final. Es la percepción del momento, pues los puntos en disputa son los mismos que en mayo. A esas alturas de temporada, cuando se decide si el año ha sido un éxito o un fracaso, que el fútbol es blanco y negro y no sólo en Salamanca, es cuando recordamos aquel partido de otoño y empezamos a definirlo como "crucial". Quizá el de hace dos domingos en Tordesillas lo sea para Unionistas, o quizá no sea incluido tan claramente en los análisis finales de la liga, pero ingredientes suficientes tuvo. Fuera de casa, con la presencia de la lluvia que dota de épica a los partidos, remontando un gol en contra hasta la victoria y, sobre todo, con desplazamiento masivo de aficionados: más de cuatrocientos en el campo de Las Salinas.

Viajar con Unionistas, como este sábado harán algunos hacia Soria, es ponerse en camino con la esperanza de pasar un buen rato. Padres e hijos, grupos de amigos, familias, parejas? En la grada tordesillana estábamos salmantinos de todas las edades, mezclados con los hinchas locales. Cada cual animaba a los suyos en un clima de concordia, el propio de los estadios deportivos. Sólo quien no sepa de qué se trata podrá aprovecharlo como excusa para sus violentas locuras, y sólo quién lo desconozca podrá extender sobre algo tan sano como acompañar a un equipo de fútbol la sombra de algún estigma. Viajar con Unionistas por las nueve provincias de las regiones leonesa y castellana estrecha lazos y amasa ilusiones. Cuando en el minuto 23, perdiendo 1-0, cantamos el himno de la Unión en Las Salinas, los aficionados locales miraban sorprendidos. Recordaron seguramente los brillos de aquel equipo nuestro que ya no existe, con el que también viajamos, y que llegó a pisar muchas veces los grandes estadios de España, e incluso a ganar en ellos, porque era "un histórico del fútbol español". Ahora viajamos por los campos de Tercera. Ojalá viajáramos con la Unión, aunque fuera por Las Salinas, por La Llanera o por La Devesa. Ojalá pudiéramos viajar con el Salamanca, no habría sido inviable, pero viajamos con Unionistas. Para la mayoría de nosotros, evidentemente, no es lo mismo, pero para los más pequeños, que no la conocieron, la Unión será una historia apasionante que les contaremos sus padres y abuelos. Y así, cuando dentro de un tiempo mi padre y yo llevemos a mi hijo, su nieto, a ver a Unionistas a La Peineta, o al Plantío, o a La Eragudina, o donde Dios quiera, le contaremos que viajar con Unionistas es una manera preciosa de rendir homenaje a la insustituible e inolvidable Unión Deportiva Salamanca, historia de esta ciudad, aunque ya sólo esté viva en la memoria.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Viajar con Unionistas