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¡Cagüentó! Si el Capitán Trueno levantase la cabeza le iba a dar un par de mamporrazos al taimado periodista que insulta a través de las ondas sin preocuparse, siquiera, por investigar la verdad. Suerte que vivamos en una época en la que los cachiporrazos no estén bien vistos (a dios gracias).
Resulta que una asociación de listillos, llamada Juventud Taurina de Salamanca, imprime cierta cantidad de bolígrafos que pretende sacar a la venta. Ignoro si con su mejor voluntad (aunque tengo mis dudas) o con ánimo de especular con la imagen y el prestigio ajenos, anuncia que donará el 50% de las ventas a Cáritas Salamanca.
La institución rechaza el ofrecimiento (el ofrecimiento, digo, y no el donativo como indica determinada prensa, pues el dinero no estaba sobre la mesa), alegando que no desean que la institución se vincule con un tema tan polémico socialmente como la tauromaquia.
Y nace la polémica.
En redes, he visto cómo se tachaba a los miembros de Cáritas de podemitas (curioso insulto), de cercanos a Bildu, de sectarios y de egoístas. He visto anuncios de que se les retira la confianza y las donaciones. He escuchado a un bravucón tildarlos de tontos en la emisión nacional de un programa de la COPE.
Vale, pues hoy quiero decir que me siento muy cerca de Cáritas Salamanca, que apoyo firmemente su decisión, que me indigna que alguien, so pretexto de generosidad, haga negocio (en forma económica o de imagen)? Y que en toda esta polémica (injusta), no es mi posición de antitaurino lo que más me pesa.
Me duele el tejemaneje de la Juventud Taurina de Salamanca. Me duele la falta de profesionalidad de Herrera. Me duele el anonimato y la infamia de los que insultan en las redes.
En resumen, me fastidia tanto tonto; me incomoda tanto listillo.