OPINIóN
Actualizado 06/11/2016
Redacción

Cada año, afortunadamente, Salamanca disfruta de sendas ferias del libro, en ese salón familiar y público de los salmantinos que es la Plaza Mayor: una en primavera (del libro nuevo) y la otra, ya a punto de cerrarse, en otoño (del libro antiguo y de ocasión).

Y es una fortuna, porque la cultura del libro impreso, que arranca de los inicios de la modernidad, ha creado una de las figuras humanas más civilizadoras: la figura del lector, a través de la cual se democratiza la cultura en Europa, y en todo el mundo, desde el arranque de los tiempos modernos. Y, como especie benemérita para la humanidad, debiéramos todos hacer que no desapareciera, pues lo contrario sería emprender un camino hacia la barbarie del que toda la sociedad saldría perjudicada.

Francisco Bringas, desde la institución municipal salmantina, es el encargado, año tras año, de organizar y programar tales ferias del libro. Y lo hace de un modo admirable, con una programación coherente al servicio de todos los salmantinos y visitantes.

Este año, en la programación de la 24 feria del libro antiguo y de ocasión que se celebra en Salamanca, el tema elegido es el de "Érase una vez la escuela", con una estupenda exposición de libro y material escolar español de todo el siglo pasado, en el que nos tocó vivir nuestra niñez, parte de nuestra vida y en el que nos tocó ir a la escuela. Tal exposición, mostrada en vitrinas, en el exterior de la carpa-salón de actos, montada en el centro de la plaza, reactiva la memoria de todos los adultos que la contemplen.

Es un estupendo hilo para acceder a esa memoria de la escuela que se alberga, de un modo u otro, en el corazón de todos. Y tal exposición, además, va acompañada por hermosos textos muy bien elegidos, que despiertan esa memoria dormida que, de todo lo vivido, también de la escuela, albergamos en nuestro interior; textos de Albert Camus, de Miguel Torga o de nuestro Aníbal Núñez sirven, a través de la belleza de sus palabras, para que accedamos a ese jardín, a ese recinto interior de la memoria, de nuestra memoria dormida de la escuela.

Salamanca cuenta, además, con una figura histórica contemporánea, como es el periodista y escritor Luis Bello (oriundo de Alba de Tormes) quien, en los años veinte y treinta del siglo pasado, desarrolló su quehacer profesional en Madrid (colaborando en varios periódicos, entre ellos "El Sol", tan mítico e influyente) y recorrió España, para recabar datos y escribir un hermoso libro sobre las escuelas de nuestro país: "Viaje por las escuelas de España", en cuatro volúmenes, el segundo de los cuales está prologado, de modo muy hermoso y decisivo nada menos que por Azorín, con un texto que ?en nuestro parecer? debería estar colocado en todas las escuelas de nuestro país, por lo hermoso que es y por el amor por España, por sus niños y sus escuelas que sus palabras rezuman.

Memoria de la escuela. Memoria recogida en el mundo de los libros. Que Salamanca siga teniendo y disfrutando de esas periódicas ferias del libro de otoño y primavera. Ah, y que no dejemos de leer, pues ?como indicábamos? la figura del lector es civilizadora y benefactora para la humanidad.

Etiquetas

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Memoria de la escuela