Los padres de alumnos han abierto la veda a la caza de los "deberes" escolares negándose a ellos con una huelga, para regocijo de los hijos-alumnos que una vez más se complacen con el enfrentamiento entre padres y profesores, los dos elementos básicos "represores" de los jóvenes estudiantes, sin que los progenitores huelguistas se den cuenta del daño que hacen con ese enfrentamiento.
Tengamos claro que los "deberes" son ejercicios adicionales y complementarios que deben realizar los alumnos fuera del aula con el fin de consolidar, reforzar, aclarar y autoevaluar la calidad de los aprendizajes significativos realizados, en aspectos conceptuales, procedimentales y actitudinales. Algo que deberían saber los huelguistas cuando gritan "¡Deberes fuera!"
Muchos de tales detractores argumentan que dichas tareas restan tiempo a la convivencia familiar, algo contradictorio con el gran número de padres que al terminar la jornada escolar llevan a sus hijos a música, idiomas, judo, cerámica y macramé, pretendiendo hacer de ellos un ser humano conjunción de Santo Dominguito el Sabio, Robert Redford y Supermán.
Sepan estos díscolos padres, que los "deberes" son obligados en todo proceso de enseñanza-aprendizaje, sea este escolástico, social, profesional o recreativo, porque ayudan y facilitan la instrucción en el área formativa correspondiente, consolidando lo aprendido, fomentando la autonomía del aprendiz, desarrollando su creatividad, estimulando la autodisciplina y facilitando la evaluación individualizada y formativa, tan alejada del modelo normativo y sancionador dominante.
Todo individuo adulto en proceso de aprendizaje profesional se lleva "deberes" para su casa, como le sucede al médico novato, al abogado neófito, al bancario principiante, al periodista novel, al empleado inexperto, al novicio del convento y al estudiante universitario. Pero con la diferencia de que tales situaciones de aprendizaje complementario están autoimpuestas por los propios sujetos, siendo los "deberes" escolares de los alumnos no universitarios proposiciones de los profesores, únicos sabedores de sus necesidades educativas.
Otra cosa es que dicha propuesta de tareas cumpla -o no cumpla- las condiciones necesarias para satisfacer los objetivos educativos encomendados a tales "deberes" extraescolares, que los profesores deben asignar a cada alumno particular en función de sus necesidades educativas concretas, algo imposible de conseguir en un sistema educativo recortado, con precarios recursos humanos, aulas masificadas y profesorado carente de formación inicial para la función que desarrolla, porque la carrera docente sigue siendo la gran asignatura pendiente en cada nuevo Sistema Educativo, donde la docencia puede ser ejercida por licenciados, abogados, médicos, ingenieros y otros titulados, sin conocimientos pedagógicos para desarrollar satisfactoriamente la función que realizan, puesto que en las Facultades y Escuelas técnicas solo han sido nutridos intelectualmente de conocimientos conceptuales propios de cada especialidad, teniendo que llevarse estos profesores "deberes" a su casa para formarse en las disciplinas pedagógicas que el propio sistema les ha negado.