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¡Me salto la dieta! Voy a beberme un vino. He pedido un Toro, que me apetece disfrutar un poco. Es que, me temo, nos esperan cuatro meses de recortes, de subidas de impuestos (me temo), de apretar el cinturón (otra vez).
Se sorprende Emilio y me dice: "¡Cómo se nota que van mejor las cosas!". No sé si tirarle con el vino a la cara. No, no van mejor las cosas, que seguimos sin levantar cabeza, que continuamos con índices de pobreza inaguantables, que la exclusión social crece al ritmo que aumenta la fortuna de los ricos que, por cierto, cada vez hay más.
Cambiamos de conversación y hablamos de los ministros. De los nuevos y de los viejos.
Emilio comenta que no se explica qué pinta Cospedal en Defensa. Emilio, que es un tanto machista, no entiende el papel de una mujer dirigiendo el ministerio del ejército español. Ya montó en cólera antaño, cuando nombraron a Chacón.
Yo le digo que no entiendo cómo Cospedal puede ser ministra. Me da igual que sea de defensa o de basuras. No la veo cualificada. No me gusta. No, no la veo.
Alguien, al otro lado de la barra, habla de que la han nombrado porque es buena gestora.
Bromeo.
Digo que, si es por eso, que nombren a Bárcenas, que gestionó las arcas del PP con tanta pericia, que la caja B engordó como las modelos de los cuadros de Rubens.
Luego me arrepiento del comentario. Estos son capaces de eso y de más. Ya lo han demostrado.