Como no hay nada nuevo bajo el sol, este sol de otoño que nos invita a salir, a conquistar la plaza mayor de Salamanca, el libro viejo, la caña y la alegría, nos resignamos a que todo acabe pasando por el agujero de la historia, por el estercolero de lo inevitable. Una abstención vergonzosa, una matemática improbable, un hombre dispuesto a conquistar lo que no supo retener? el sábado 29 de octubre fue pródigo en noticias, en lágrimas contenidas, en golpes de efecto y en un cierto alivio coreado por una manifestación que ejerció su derecho al pataleo de una forma más civilizada que sus propios defensores. Uno tiene derecho a la réplica, no al insulto. Rufián hace honor a su apellido e Iglesias a una megalomanía que ya nos causa risa. Margaritas Robles es la representante de la coherencia y Sánchez, sintiéndolo mucho, del no saber perder. Uno no puede dirigir un partido sin conciliar, y menos designando a dedo y relegando a los perdedores con una falta de acierto notable. Le recuerdo ahora que nos muestra lo mucho que ha aprendido en los EEUU de cómo dar penita, que Obama se enfrentó a la señora Clinton y luego, una vez designado candidato y presidente, la convirtió en Secretaria de Estado. Se lo digo porque no se puede llegar a los sitios cual apisonadora ?salvo si tienes una mayoría absoluta incuestionable, claro- que el aparato del PSOE es mucho barón y no se les puede hacer a un lado sin pisar callos que después te van a cobrar el desaire. Lo del bordado fino no es cosa de Sánchez, más habituado por su altura física al placaje directo. Y que no me hablen del Susanato, yo tengo a la líder andaluza por una chica lista que sabe muy bien dónde están sus límites territoriales. El problema es otro, el problema son aquellos que, después de usar y abusar de la puerta giratoria, saben muy bien donde está el verdadero poder.
¿Para qué vamos a engañarnos? La oligarquía tiene nombre de gran empresa y de más altos intereses. Y lo malo es que no vamos a acabar con ellos a golpe de proclama falsa, egomaníaca y resentida. Sí, a veces Iglesias confunde el culo con las témporas y así le va, opacando a los que verdaderamente tienen cabeza en su proyecto, un proyecto que se ve ganador si no fuera porque el PSOE es mucho PSOE y tenemos una memoria de pez. Señores, pónganse a trabajar y menos soflama, pónganse a legislar y menos grito e insulto, que empezando por lo autónomos, la cosa necesita un poco de movimiento. Y el movimiento no se hacia atrás, sino hacia adelante. En este sentido admiro a Rivera que nunca recurre al insulto y si lo hace es porque ya estamos todos un poco hartos de tanto dedo acusador. Eso de ser gilipollas no es privativo de unos u otros, es la cara que se nos está poniendo con tanto desatino entre hunos y hotros. En fin, que lo mejor será que nos vayamos a dar una vuelta y a confiar en la sensatez de la gente corriente, esa que no se mete en política porque no le da la gana pasar por el ojo de la aguja, o lo que es lo mismo, por el agujero negro de la estupidez y la incoherencia. Total? para qué.
Charo Alonso
Fotografía: Fernando Sánchez Gómez