OPINIóN
Actualizado 29/10/2016
José Fermín Rozas

Estos días hemos vuelto a escuchar una sorprendente frase, aunque quizás con una referencia más acertada que las realizadas en el pasado: "Los árboles son seres vivos y fallecen, tienen una vida útil de 30 años más que terminada". Parece que tiene que ver con La Aldehuela esta vez. Ya sabemos que, de repente, ha aparecido una obra, desconocida en su fase de proyecto y sin que conozcamos quien ha participado y opinado sobre él, que requiere un clásico en toda obra salmantina que se precie: destruir el arbolado maduro. Y poner aparcamientos hasta en el agua, claro.

Otra aparición sin contar con nadie, es la reforma de Los Bandos, que también necesita eliminar los árboles existentes, cedro más que cincuentenario incluido, trasplantándolos en este caso. Les hacen correr un grave riesgo de muerte para satisfacer el ego regado de "granitosis" del minoritario grupo de gobierno popular, que actúa como si fuera lo contrario con la aquiescencia anaranjada. Dicen que siguiendo recomendaciones de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, espero que se hagan públicas, no acabo de ver en qué afean o limitan la contemplación en la actual plaza los árboles existentes. Más parece que se resucita el urbanismo falangista del Plan General de 1939, que creaba plazas contemplativas "granitizadas" y despejadas de vegetación, muy útiles en el verano salmantino para el encuentro de la gente y socializar.

La frase del principio tiene razón en que los árboles son seres vivos, al menos reconocen eso. Pero siempre se dijo que nacen, viven, se reproducen y mueren. No encuentro lo de vida útil por ningún sitio. Supongo que como la Biblia dice que somos los amos de la creación, nos arrogamos el derecho a decidir cuándo cualquier ser vivo es útil. En realidad lo hacemos todos los días, incluso para el planeta en su totalidad. Es cierto que los de La Aldehuela se plantaron con ánimo económico, y han de tener un límite para obtener rentabilidad. Espero que muestren las facturas de venta para aclarar que han cumplido su papel. Aunque siempre me ha sorprendido el odio manifestado por el PP a los chopos o álamos, como si aparecieran por generación espontánea en los espacios públicos municipales.

Pero la vida útil ya se utilizó para la Plaza del Barrio Vidal, los chopos que allí existían, o los plátanos de la Plaza de la Fuente, y creo que para la Gran Vía y algún sitio más. De ahí mi suspicacia en cuanto a lo que pueda suceder con árboles maduros en cualquier lugar de Salamanca cuando se habla de remodelar y obras. Sobre todo porque casi nunca hay razón objetiva alguna que justifique ni siquiera el riesgo del trasplante de esos seres vivos, que nos acompañan en nuestro devenir diario y nos ayudan. Sin hablar de la extraña plaga que los asola, siempre, como en La Aldehuela, es "tala selectiva de ejemplares que se encuentran en mal estado y de otros que son especies no autóctonas". Esto último es llamativo dado que en Los Bandos pretenden plantar aligustre japonés, ciruelo rojo o ciruelo del Japón, todos claramente autóctonos como su propio nombre indica, y arbustos o árboles de pequeño porte.

La vegetación urbana cumple un papel fundamental, y ha de adecuarse al lugar donde se encuentra. Las praderas de césped, que consumen mucha agua, son magníficas para las ciudades del Norte de Europa donde les sobre ese agua y les falta insolación. Por aquí buscar sombra en verano, y en las irregulares estaciones intermedias, está muy demandado como podemos observar en el uso los espacios públicos. Además de reducir la temperatura que recalienta el granito y el asfalto tan abundantes. Y sin olvidar la utilidad del arbolado maduro para mejorar nuestra calidad del aire, sí ese que respiran contaminado el 99% de los españoles, salmantinos incluidos. Este PP tan preocupado por nosotros alienta el uso del coche, los atropellos siguen a pesar de eliminar pasos de peatones para reducirlos, y elimina arbolado maduro para mejorar nuestra calidad de vida.

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