Los trastornos obsesivo-compulsivos o neurosis obsesiva, como se diagnosticaba hasta hace unas décadas es uno de los cuadro psicopatológicos que, como muchos otros, comprende una gama muy extensa de gravedad, intensidad y variedad de síntomas.
Describimos aquí los síntomas más frecuentes y los tratamientos más apropiados. Los síntomas obsesivos comprenden tanto pensamientos repetitivos que se imponen al sujeto, sin que él los pueda controlar, y/ o acciones de carácter ritual, que, aunque a veces no es evidente su significado, siempre tienen su sentido en la vida emocional del paciente. Los pensamientos que generan más angustia y culpa son aquellos con contenidos autoagresivos o agresivos dirigido a otro; también el temor a ser contagiado de alguna enfermedad por la suciedad o el contacto, son muy ansiógenos. El obsesivo suele tener un carácter exigente consigo mismo y con los demás, perfeccionista, soporta mal las cosas y tareas realizadas con dejadez o errores, está pendiente de los pequeños detalles de su entorno y este rasgo caracterial le dificulta en sus relaciones interpersonales. Es un sujeto en el que predomina el pensamiento analítico, minucioso, en círculo, sobre la expresión de las emociones.
La edad del paciente, la intensidad de sus síntomas, su grado de rigidez caracterial determinan el pronóstico del tratamiento. La mayoría de las veces se beneficiará de un tratamiento psicoterapéutico, individual o grupal, unido a veces a un tratamiento psicofarmacológico, al menos en alguna de las fases del tratamiento. Durante el proceso psicoterapéutico el paciente irá comprendiendo paulatinamente el sentido de sus aparentes absurdos pensamientos o ritos, ligados tanto a un presente tenso en su vida de relación, como a un pasado infantil traumático en el que nacen las raíces de su sintomatología.
Francisco Delgado. Doctor en Psicología. Tfno: 923603348. Centro Self.