BABILAFUENTE | El fotógrafo Iván Fraile ofrece hoy una imagen de la fábrica de ladrillos de la localidad, fiel recuerdo de un pasado industrial
Es, sin duda alguna, uno de los emblemas de Babilafuente. Recuerdo de tiempos pasados que atraen la mirada de quienes vienen y despiden a quienes se van. La gran chimenea, reducida a la mitad tras una noche de tormenta, ve desde lo alto cómo cambia el pueblo mientras sustenta los nidos de las cigüeñas que la han convertido en su hogar. Estas no son las únicas moradoras del edificio, que también acoge entre sus muros tantas plantas que invaden el lugar en el que los trabajadores se ganaron el pan con interminables jornadas de trabajo.
La fábrica de ladrillos de Babilafuente es el lugar que hoy nos muestra Iván Fraile con su cámara, uno de esos lugares que todo aficionado a la fotografía acude a retratar. También esta factoría figuró en la ya desaparecida revista local Aldaba, que recogía en enero de 2004 la imagen que a continuación reproducimos junto al siguiente texto: "La fábrica de ladrillos, con su alta chimenea, fue el símbolo de Babilafuente durante el siglo pasado. Esta fábrica inició sus trabajos en 1918, en 1940 la compró Pedro de Dios y en 1981 se hicieron con ella Benito y Francisco Peix, que enseguida la cerraron. Al parecer, un rayo derribó su majestuosa chimenea, la cual podemos contemplar en su esbeltez en esta fotografía de 1968. Con la chimenea derribada y sin tejado, la fábrica es testigo de un pasado industrial importante y de una tradición ya olvidada en nuestro pueblo. Dado el abandono por parte de sus dueños, las cigüeñas están reconquistando su esqueleto para convertirlo en atalaya de nidos y polluelos".
(Pinche en la foto para verla en tamaño completo)