OPINIóN
Actualizado 17/10/2016
Jesús Garrote

Considero que mi madre es una privilegiada porque desde que se decidió a ponerse una prótesis de rodilla sólo ha pasado un mes hasta que la han operado.

Ha trabajado de maestra y Muface le permite elegir un seguro que le ha permitido operarse en la Santísima Trinidad. Según está actualmente el hospital público desde luego es un lujo. Se lo ha ganado con su trabajo y con sus impuestos, pero otros que también han trabajado y también han pagado impuestos no tienen tanta suerte.

No es cuestión de quejarse de la sanidad pública y de la sanidad privada. Tenemos que encontrar soluciones que permitan que los derechos fundamentales lleguen a todos.

De todas formas he estado otras veces en ese hospital y la amabilidad de las enfermeras era más generalizada y también la atención. Evidentemente las comparativas no permiten quejarse. Pero se oyen comentarios sobre turnos y salarios no satisfactorios. Los sindicatos sabrán, pero con el mismo salario la atención de unas profesionales a otras es abismal.

Es mucha mejor la coordinación para lo económico que para lo sanitario.

Es curioso escuchar tanta queja entre quienes trabajan cuando hay tantas personas en paro. Este secreto de la felicidad que dice que está en querer siempre lo que se hace y no en hacer siempre lo que se quiere, no está muy en uso.

Respecto a la conveniencia o no de las prótesis cuando no es estrictamente necesario también me pregunto si no influirán criterios económicos. Es absolutamente diferente preguntar a un cirujano o a un fisioterapeuta. Aquí cada uno cuenta la película según le va, yo evidentemente estoy admirado del resultado en los primeros tres días en los que ya camina con andador.

Tendremos que seguir diciendo que estamos en un país privilegiado también por su sanidad, pero hay desigualdades en el trato dependiendo de quién sea la persona.

Después de estar en Marruecos, o en el servicio de urgencias del hospital universitario de Salamanca considero que mi madre es una privilegiada y también los que tenemos la responsabilidad con ella.

Los avances médicos no se ven tan claros cuando nos referimos a la atención en psiquiatría infantil por ejemplo. Nosotros encontramos muy deficiente este servicio cuando algunos menores sufren crisis con mucho riesgo.

Con tanta comodidad familiar es increíble, pero se me va la mente hacia los refugiados, hacia Haití o hacia otra señora del pueblo que hace dos días se cayó en su casa y se rompió la cadera. Sigue habiendo Sumos Sacerdotes y ciudadanos de primera y de segunda, el mundo lo seguimos construyendo injusto y desigual.

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